Dolor en las cervicales o cervicalgia: causas y tratamientos
El dolor cervical o cervicalgia es aquella dolencia localizada en la parte posterior del cuello. Las molestias pueden extenderse a cualquiera de las estructuras del cuello, ya sean músculos, nervios, vértebras de la columna o los discos amortiguadores que se encuentran entre dichas vértebras. Se trata de una de las patologías más frecuentes en las consultas médicas, tanto rutinarias como de urgencia, al ser una zona muy sensible a las lesiones por su propia disposición en nuestro cuerpo.
Causas del dolor en las cervicales
El dolor en las cervicales puede ser agudo, cuando se presenta de una forma violenta, ya sea como resultado de un tirón o de un esfuerzo aislado excesivamente fuerte, o también puede ser crónico, cuando surge de modo recurrente ya sea por motivo de alguna enfermedad o de una lesión.
Las actividades rutinarias son las principales artífices de este tipo de dolencias causadas, en la gran mayoría de las ocasiones, por la tensión o la distensión muscular. Entre esta clase de causas encontramos tareas en el puesto de trabajo como encorvarse en exceso sobre un escritorio durante horas, colocar la pantalla del ordenador en una posición muy elevada o muy baja, o en actividades ociosas como pueda ser una mala postura al leer o ver la televisión, dormir de forma inadecuada o girar el cuello de forma muy brusca al practicar algún tipo de deporte.
Los accidentes o las caídas también pueden originar lesiones graves en la zona cervical como tirones cervicales, fracturas en las vértebras o incluso diferentes tipos de parálisis. Las cervicalgias también pueden suponer síntomas de otras enfermedades como la artritis cervical, una hernia de disco, la osteoporosis, un esguince, la fibromialgia, la estenosis raquídea, un cáncer o una infección en la columna vertebral.
Tratamiento de la cervicalgia
El tratamiento farmacológico de este tipo de dolencias se suele focalizar en el consumo de analgésicos y antiinflamatorios, así como, en el caso de contracturas, en el uso de relajantes musculares. Productos siempre recetados tras la visita a un profesional médico. Al igual que en otras patologías en la espalda, como las que atañen a la zona lumbar, resulta muy recomendable aplicar hielo durante las primeras 48 o 72 horas para, después del transcurso de ese periodo, usar calor para aliviar los dolores.
Si practicas algún tipo de deporte, trata de suspender la actividad física durante los primeros días para ayudar a calmar los dolores y a reducir la inflamación. Una tabla de ejercicios de estiramiento de movimiento lento también puede contribuir a aliviar las molestias en la zona. Los masajes, sobre todo a través de profesionales de la fisioterapia, suponen otro gran tratamiento para reducir el dolor.
El uso del collarín es bastante controvertido, dependiendo del especialista que trate la dolencia puede considerar apto o no su uso. La realidad es que el collarín produce una inmovilización parcial de la zona cervical, impidiendo que el cuello realice la mayor parte de los movimientos usuales. Sea como fuere, su utilización no está recomendada más allá de tres o cuatro semanas, de lo contrario puede provocar efectos perjudiciales.
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