Analgésicos y antiinflamatorios para el dolor de espalda: conveniencia y eficacia

Marta Valle

El dolor de espalda es una de las afecciones más comunes entre las mujeres. Los últimos estudios afirman que en torno a un ochenta por ciento de nosotras sufrimos una patología de este tipo a lo largo de nuestras vidas, fundamentalmente entre los 30 y los 50 años. La materialización de estas dolencias puede abarcar un amplio espectro, desde una simple molestia hasta la inmovilización completa de una zona afectada de forma específica. Uno de los tratamientos habituales redunda en el uso de fármacos, ya sea de venta libre o recetados por el médico de cabecera, como analgésicos, antiinflamatorios o relajantes musculares.

Efectos de analgésicos y antiinflamatorios en el dolor de espalda

Los analgésicos son medicamentos que tienen como principal función paliar o eliminar el dolor. En principio, salvo alguna contraindicación que pueda detectarse mediante consulta previa al médico, pueden ser usados por cualquier persona, sea cual sea su edad y no tienden a tener efectos secundarios. Existen por un lado los denominados analgésicos narcóticos, como los derivados de la morfina, que suelen ser recetados para casos de dolencias muy intensas. La otra gran variedad redunda en los analgésicos no narcóticos, que son utilizados para el tratamiento del dolor de espalda leve o moderado.

Por su parte, los antiinflamatorios resultan medicamentos muy similares en especificaciones a la tan conocida y extendida aspirina. Los especialistas suelen recetarlos para casos de lesiones deportivas en la espalda en las que, obviamente, se ha producido algún tipo de inflamación y con el fin último de reducir la acción del dolor. Una de las grandes peculiaridades que caracterizan a este fármaco reside en el hecho de que dependiendo de la mujer que lo tome puede llegar a tener un gran efecto o, por el contrario, no remitir la dolencia en ningún sentido. Entre los antiinflamatorios más comunes encontramos el ibuprofeno, el ácido acetilsalicílico, la oxaprozina, el ketoprofeno o la tolmetina.

Muchas de las patologías que padecemos en la espalda están directamente relacionadas con casos de contracturas musculares. En estos casos, está justificada la utilización, siempre que sea recomendada previamente por un profesional médico, de un relajante muscular. Los más recurrentes suelen ser los pertenecientes a las familias de los ansiolíticos y de los sedantes como pueda ser, por ejemplo, el diazepam. Suelen ser medicamentos, eso sí, con efectos secundarios importantes.

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