Bebidas buenas y malas para el estómago

Una mala rutina alimentaria en general, incluyendo en ella toda clase de bebidas que podamos tomar, puede ser uno de los desencadenantes clave que puede llevarnos a padecer multitud de problemas digestivos que no sólo pueden ser molestos por sí mismos sino también de carácter severo, pudiendo indisponernos durante algunas jornadas. Esta es la razón por la cual, si sufrimos de forma regular dolencias relacionadas con el sistema digestivo, debemos revisar nuestras dietas habituales de cara a eliminar de ellas todas aquellas bebidas que puedan resultar tóxicas para nuestro organismo. Para ello, el consejo de un profesional de la nutrición va a ser pertinente y efectivo a la hora de hallar una solución efectiva.

Beneficios y perjuicios que pueden conllevar las bebidas

El agua es la bebida no sólo más beneficiosa sino también la más saludable para nuestro organismo. A diferencia de lo que pueda ocurrir con otras sustancias bebibles, el agua solo aporta beneficios, salvo casos muy excepcionales en los que se abuse extremadamente de su consumo –hidrosis-. Este líquido ayuda a nuestro cuerpo a purificarlo mediante la eliminación de toxinas y, además, resulta un gran elemento depurativo para el sistema digestivo. Los médicos tienden a recomendar su consumo en torno a unos dos litros al día.

En cuanto a las bebidas más perjudiciales para nuestro organismo, podemos establecer el alcohol como el mayor de los peligros. Diversas investigaciones científicas han hallado certezas para afirmar que el consumo de bebidas alcohólicas aumenta el riesgo de padecer enfermedades severas como cáncer de esófago o de hígado. Aunque no todo es negativo en relación a estos productos, puesto que las mujeres podemos tomar una copa de vino al día, debido a su capacidad de prevenir enfermedades cardiovasculares, o beber sidra y cerveza de forma modera, por sus propiedades diuréticas.

En cuánto a las bebidas excitantes como el té o el café, así como las que disponen base de agua carbonatada, resulta recomendable la moderación en su consumo ya que pueden provocar disfunciones en nuestro organismo tales como la alteración en los patrones del sueño y problemas digestivos como acumulaciones anormales de gases, corrosión de las mucosas estomacales o, incluso, el desarrollo de úlceras.

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