Beneficios de la ayuda psicológica en la lucha contra el cáncer

La intervención psicológica en mujeres que sufren cáncer de mama ayuda a mejorar la calidad de vida de la paciente, a desarrollar conductas y habilidades que le resulten beneficiosas en el afrontamiento de la enfermedad, a aprender la manera de afrontar situaciones difíciles, a manejar emociones y pensamientos que resultan desagradables y/o a modificar los factores del ambiente que contribuyan a los problemas anteriores. Un especialista en psico-oncología también puede ayudar a mejorar las relaciones sociales y familiares, a mejorar la comunicación con el entorno, familiares, hijos, pareja o con otras personas.

Según nos cuenta Carmen Yélamos, psico-oncóloga y directora de IMOncology FUNDACIÓN, los pacientes que reciben atención psicológica durante el proceso de su enfermedad presentan:

+ Mejor comprensión y adhesión a los tratamientos médicos.

+ Mejores resultados durante los tratamientos.

+ Niveles más bajos de malestar emocional (Distrés) y agotamiento profesional en los equipos oncológicos.

+ Aumenta la satisfacción con la atención recibida y mejora la calidad de vida.

+ Mejora la comunicación médico-paciente y su relación.

+ Mejora la confianza en el equipo médico.

+ Reduce el número de llamadas y visitas médicas por la ansiedad del paciente. 

Qué es un psico-oncólogo

El psico-oncólogo interviene a lo largo de todo proceso de la enfermedad, desde el diagnóstico, e incluso antes, con la prevención y la intervención en consejo genético oncológico hasta el final de la vida y la atención al duelo:

+ En la prevención, la función del psicólogo es promover hábitos saludables, como por ejemplo la prevención y el tratamiento del tabaquismo, la promoción del ejercicio físico y alimentación adecuada, participación en campañas de detección precoz, como en el caso de los cánceres de mama o colorrectal. En el Consejo Genético Oncológico, el objetivo del psico-oncólogo se centra en la comprensión de la percepción de riesgo, el manejo de las emociones, la comunicación familiar y la toma de decisiones sobre los tratamientos profilácticos, así como la adaptación a las consecuencias de estas decisiones.

+ En el diagnóstico, la intervención psicológica se centra en reducir el impacto emocional en la mejora de la comunicación médico-paciente-familia, apoyo en la toma de decisiones y ayudar a resolver los problemas de organización personales y familiares asociados a la enfermedad mediante estrategias de counselling o tratamientos cognitivo-conductuales.

+ Durante los tratamientos, se aplican tratamientos basados en la información, comunicación adecuada, intervención psicoeducativa, counselling y técnicas cognitivo-conductuales, como la inoculación de estrés y la exposición, que han probado ser tratamientos eficaces.

+ Tras los tratamientos y con la vuelta a casa, el psico-oncólogo se centra en la preparación del paciente para la vuelta a casa y la incorporación a su vida cotidiana.

Preparación psicológica para la vuelta al trabajo 

Según nos cuenta Carmen Yélamos, "lo más complicado de la reincorporación para una persona que ha vivido un diagnóstico de cáncer pasa por volver a ser capaz de seguir el ritmo de su vida cotidiana tras un parón de la actividad que puede oscilar desde unos meses hasta un año o más de tiempo. Surgen miedos y preocupaciones a no ser capaz de rendir igual que antes, a tener que pedir permisos laborales con relativa frecuencia para las revisiones y pruebas médicas, al temor a un posible despido, reducción de sueldo o a que la enfermedad pueda ser un obstáculo en la promoción profesional".  

La vuelta al trabajo significa un “gran esfuerzo” y, que además puede tener otras dificultades asociadas como la relación con los compañeros, que en ocasiones no saben muy bien cómo comportarse ante una situación así, qué y hasta donde contar en relación a la experiencia vivida.

El psico-oncólogo en este caso trabaja ayudando al paciente a establecer estrategias para promover la aceptación de la experiencia vivida, fijar objetivos y metas vitales, y poner en marcha actividades que permitan la adaptación a la nueva situación, con un foco tanto en lo personal, como en la pareja y en la familia. En muchas ocasiones se lleva a cabo un entrenamiento para mejorar el bienestar emocional, la autoestima, la imagen corporal y la sexualidad, así como recuperar o instaurar hábitos de ejercicio físico y nutrición, realización de actividades sociales o preparación para el retorno al trabajo.

Preparación psicológica para mujeres con cáncer de mama

En el caso del cáncer de mama, su diagnóstico y tratamiento conlleva una readaptación en varias direcciones. "En primer lugar, implica tener que afrontar la enfermedad, con su significado de amenaza para la vida, la necesidad de tratamientos agresivos, la incertidumbre sobre el resultado… sin olvidar que para algunas mujeres supone una amenaza en cuanto a su identidad como mujer ya que el pecho representa en nuestra cultura un elemento significativo de su identidad femenina, de su sexualidad y de su maternidad", explica esta experta, que añade: "Unido a la preocupación por la cirugía y el pecho, podemos señalar la preocupación por la pérdida del cabello (y vello corporal), la retención de líquidos y el posible aumento de peso. Todo ello influirá en la autoestima de la paciente y en su sexualidad", comenta Carmen Yélamos. 

El psico-oncólogo puede jugar un papel clave ante los cambios en la imagen corporal en mujeres con cáncer de mama, ya que estos pueden conllevar una serie de sentimientos y actitudes negativas que es necesario ayudar a elaborar y asumir. La intervención en este sentido se dirige a ayudar a las pacientes a superar el shock emocional que supone la enfermedad y el tratamiento, así como aceptar su nueva imagen corporal como parte de su identidad.

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