5 remedios caseros con calor

El calor dispone un efecto relajante sobre el cuerpo humano, por lo que resulta ideal para reducir el impacto de la rigidez tanto en los músculos como en las articulaciones. Este aumento de la temperatura favorece la dilatación de los vasos sanguíneos -al contrario que sucede cuando aplicamos frío- por lo que incrementa la llegada de sangre a una determinada zona corporal. Por esta razón, se pueden elaborar una serie de remedios caseros para aliviar diferentes tipos de dolencias.

Elaborar remedios caseros con calor

1 Tratar la ciática: Para reducir la inflamación asociada a esta dolencia habremos de recurrir a tratamientos alternativos de frío y calor. En primer lugar, se usará frío para disminuir la hinchazón para, posteriormente, utilizar calor con el objetivo de relajar los músculos y, en consecuencia, disminuir el dolor.

2 Calmar el dolor de espalda: En casos en los que la zona posterior del cuerpo nos duela de forma crónica, podremos aplicar calor como un remedio alternativo a los fármacos recomendados en estas circunstancias. Para ello tendremos la opción de recurrir a toallas calientes o, directamente, a mantas y a almohadas eléctricas.

3 Aliviar las molestias durante la menstruación: Los dolores generados por una circulación sanguínea lenta pueden aliviarse de una forma palmaria a través de la aplicación directa de calor. Para ello, podremos usar métodos caseros como poner papel de periódico entre el vientre y nuestra ropa, tomar un baño de agua caliente o recurrir a vías más directas como las mantas eléctricas o las bolsas de agua.

4 Mitigar las lesiones en las articulaciones: En este escenario, la aplicación de calor sobre el área afectada por los dolores va a redundar en un efecto sedante a la par que relajante, pudiendo rebajar la presión arterial -hay que tener especial cuidado con este efecto- y, por tanto, reducir el impacto del dolor.

5 Reducir la rigidez muscular: Una vez transcurridas 72 horas desde el comienzo de la rigidez, es posible aplicar calor para mejorar la circulación sanguínea en la zona lesionada. De esta forma, conseguiremos llevar sangre a los tejidos afectados para que puedan disponer tanto del oxígeno como de los nutrientes necesarios para el alivio de la dolencia.

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