¿Tímida y avergonzada? Consejos para que nada te corte

En ese proceso en el que intentamos vencer la timidez nos encontramos con obstáculos añadidos como la ansiedad, la soledad, la baja autoestima y también la vergüenza. La vergüenza es fiel compañera de la timidez y entre las dos son capaces de paralizarnos y de encerrarnos en casa sin necesidad de poner mil candados. Pero tenemos algunos consejos para que nada te corte.

Consejos para superar la timidez y la vergüenza

Si eres una persona tímida, seguramente te sentirás avergonzada por cualquier cosa. Te da vergüenza que se te note que te sudan las manos, que te miren, que comprueben que te ruborices...también te da vergüenza ser el centro de atención, salir a bailar, que la gente te hable, que un chico te mire....sigue nuestros consejos para olvidarte de la vergüenza.

1 Relativiza. Lo más importante a la hora de superar la vergüenza producida por la timidez es relativizar. No tiene tanta importancia que no sepas bailar, que tartamudees un poco cuando te presentan a un chico o que te quedes en blanco en medio de una conversación. De verdad que no se acaba el mundo.

2 Búsqueda. No todas las personas tienen las mismas habilidades. Debes buscar tus virtudes y potenciarlas aunque no sean las cualidades habituales en tu grupo de amigas. Mejor, así tendrás más razones para considerarte una persona muy especial y muy interesante.

3 Positivo. Transforma todas esas emociones negativas en pensamiento positivo. Convéncete a ti misma frente al espejo de que nadie tiene el poder de avergonzarte porque tú eres una persona independiente y decidida.

4 Encantos. Que seas tímida y avergonzada no implica que no seas inteligente. Las personas inteligentes saben que todo punto débil se puede transformar en una encantadora cualidad. ¿Sabes que a muchos hombres les vuelven locos las mujeres tímidas?

5 Humor. Tómatelo todo con mucho sentido del humor. Tus torpezas, tus dificultades sociales, tus titubeos. La vergüenza desaparece cuando se pierde el sentido del ridículo. Así que en lugar de exagerar tu sentido del ridículo, ¿por qué no exageras tu sentido del humor?

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