El miedo a la oscuridad no es cosa de niños: la escotofobia

Laura Sánchez, Filóloga

Acostumbramos a relacionar el miedo a la oscuridad con los niños. De hecho es muy frecuente que los niños necesiten mantener una lámpara encendida durante la noche para poder dormir. La causa del miedo a la oscuridad o escotofobia es otro miedo: el miedo a lo desconocido. Pero nos asombra la cifra de un 10 % de la población adulta que también tiene miedo a la oscuridad y que sufren insomnio y otros trastornos del sueño, además de agudizar su ansiedad como consecuencia de esta fobia. Los niños tienen miedo del monstruo del armario, ¿a qué tememos los adultos en la oscuridad?

Temiendo la noche

Lo cierto es que a estas alturas de la vida ya hace tiempo que nos convencimos de que en nuestro armario no se esconde ningún monstruo y de que nuestros muñecos no van a cobrar vida mientras dormimos y, sin embargo, sigue habiendo mucha gente que al llegar la noche empieza a notar inseguridades y temores que durante el día no tiene.

Parece ser que somos "animales diurnos" y la noche incrementa nuestros puntos débiles. Así, las personas que sufren de ansiedad, depresión o que están pasando un mal momento en la vida temen la llegada de la noche, porque es el momento en el que sus temores resurgen. 

Miedo a la soledad, miedo a lo desconocido, miedo a iniciar una nueva etapa, inseguridad ante el futuro...el caso es que en la oscuridad nos convertimos en personas más vulnerables. Y casi todas hemos pasado esas noches en vela agobiadas por las preocupaciones dándole vueltas a los problemas.

El insomnio como consecuencia del miedo a la oscuridad

Esos temores que nos asaltan en la oscuridad de la noche tienen su respuesta en el insomnio, con todos los problemas de salud que éste conlleva. Y es que las personas que tienen miedo a la oscuridad son mucho más sensibles a cualquier ruido nocturno, aparte de que tardan mucho más en dormirse.

Siendo ya adultos, experimentamos una cierta vergüenza en reconocer el miedo a la oscuridad y nos lo pensamos muy mucho antes de dejar una lámpara encedida como cuando éramos niñas. Sin embargo, está comprobado que la terapia lúminca ayuda bastante a superar la escotofobia.

Si tu miedo a la oscuridad te impide realizar tu vida nocturna y diurna con normalidad, lo mejor es acudir a terapia psicológica. Pero si lo que sufres es un cierto temor cuando llega la noche y te quedas en tu habitación a oscuras, no pasa nada por dejar una pequeña lámpara encendida. Al fin y al cabo, lo que cuenta es que duermas bien y consigas descansar.

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