¿Te da miedo salir a la calle? Descubre qué es la agorafobia
Síntomas, causas y tratamiento de este horrible trastorno de ansiedad
- Qué es la agorafobia
- Causas de la agorafobia o el miedo a salir a la calle
- ¿Cómo se comporta una persona con agorafobia? Actitudes más frecuentes
- Los síntomas de este tipo de miedo
- Diagnóstico
- El día a día de una persona con agorafobia: un ejemplo práctico
- Tratamiento de la agorafobia
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Dicen que el miedo es libre y cada persona tiene miedo a cosas diferentes. Así también podrían explicarse esas fobias que desde fuera no se comprenden y que desde dentro se sufren hasta el punto de limitar la vida de muchas personas. Esta vez, en nuestro diccionario de fobias tratamos la agorafobia, un tipo de trastorno de ansiedad que va mucho más allá de tener miedo a salir a la calle.
Qué es la agorafobia
Para comprender bien en qué consiste exactamente la agorafobia, primero tenemos que desmenuzar esta palabra. ‘Agora’ procede del griego y quiere decir ‘plaza pública’ o ‘lugar de reunión y discusión’. Por otra parte, ‘Fobia’ proviene también del griego, en este caso de la palabra ‘Phóbos’ que significa temor o miedo irracional y obsesivo.
Siguiendo su etimología, se ha dado en pensar que la agorafobia es el miedo a los espacios abiertos. Esto explicaría que la persona que sufre agorafobia no pueda salir de casa, ir a la calle y mucho menos estar en un parque o incluso disfrutar de un día junto al mar. Pero, lo peor de todo es que la cosa no se queda aquí.
Porque lo que no explica esta definición de agorafobia como miedo a los espacios abiertos es por qué la gente que la sufre tampoco puede ir al teatro, que es un espacio cerrado, o siente un temor incontrolable en el supermercado o al subirse a un autobús o a un tren, por ejemplo. Los lugares y las situaciones que producen agorafobia son tan variados que pueden llegar incluso a incluir la imposibilidad de sentarse con su familia en un restaurante para una celebración familiar.
Esto indica que la agorafobia es algo más que el miedo a los espacios abiertos. En realidad, el miedo es a estar en un lugar o situación en la que no se puede pedir ayuda rápidamente o de la que no puedes escapar inmediatamente. Imagínate que estás en el cine y empiezas a sufrir una crisis de ansiedad, ¿cómo sales de ahí? En esto se basa la agorafobia.
Causas de la agorafobia o el miedo a salir a la calle
Todas las fobias se dan la mano con los trastornos de ansiedad y es ahí donde se encuentra su origen en la mayoría de las ocasiones. Esto resulta más evidente en el caso de la agorafobia donde el miedo a sufrir una crisis de ansiedad o un ataque de pánico es el desencadenante de toda una serie de evitaciones que pueden llevar a alguien a no querer salir de casa.
En algunos casos, la agorafobia podría tener su origen en los progenitores de la persona que lo padece. Padres muy sobreprotectores o padres que no proporcionan el suficiente cariño pueden terminar criando a un futuro hijo agorafóbico.
En otro tipo de fobias se busca también un origen por condicionamiento, es decir, por haber vivido una experiencia traumática, pero, en este caso, podemos limitarnos a los problemas de ansiedad y las consecuencias que conllevan para encontrar la causa de la agorafobia. Si alguna vez has sufrido un ataque de pánico, te habrás dado cuenta de que es una experiencia por la que no quieres volver a pasar. Y así es como cualquier situación te puede parecer un peligro.
¿Cómo se comporta una persona con agorafobia? Actitudes más frecuentes
Responder a esta pregunta no es fácil ya que, en lo referente a este trastorno, entran en juego una gran variedad de factores, la mayor parte de las veces, imprevisibles.
Lo que sí es seguro es que las personas agorafóbicas suelen caracterizarse por una serie de comportamientos habituales o comunes. Estos son algunos de ellos:
+ Las personas con agorafobia tienden a esconderse de su problema. Les causa una gran vergüenza reconocerlo y la mayor parte de las veces les cuesta muchísimo admitir que están sufriendo un episodio de ansiedad. Esto al mismo tiempo les genera más ansiedad. En resumidas cuentas, entran en un bucle infinito de agorafobia del que es bastante complicado salir.
+ Las personas con agorafobia tienden a asumir conductas de evitación. Es decir, si tienen una pelea, por ejemplo, con un amigo y saben que esa situación les genera ansiedad, prefieren directamente evitar las discusiones antes de enfrentarse a ellas y aprender a gestionarlas y manejarlas.
+ Las personas con agorafobia viven su problema como una maldición y no como algo que se puede resolver. Es decir, piensan que ellos no pueden hacer nada por controlar lo que sienten. Creen que es algo inevitable que tienen que asumir y con lo que no les queda más remedio que vivir.
+ Las personas con agorafobia suelen tener mucho miedo a vivir experiencias nuevas. Prefieren quedarse con lo conocido antes que enfrentarse a situaciones desconocidas que se salen de su control.
+ Las personas con agorafobia suelen ser extremadamente introvertidas en sus relaciones sociales.
Los síntomas de este tipo de miedo
La persona con agorafobia experimenta todos los síntomas de ansiedad cuando se encuentra expuesta a una situación que considera peligrosa. Como es muy difícil evitar salir a la calle, acudir a una fiesta, pararte un momento en el parque o ir al centro comercial, los síntomas se manifiestan de forma gradual.
La agorafobia comienza con una sensación de inquietud e incomodidad por encontrarse en esa situación concreta o en ese lugar. Luego ocurre la desorientación o la sensación de irrealidad que suele ir acompañado de hormigueo. Esto produce hiperventilación, dificultad para respirar y taquicardia. Y ahí es cuando esa persona necesita salir de ahí inmediatamente.
Diagnóstico
Antes que nada, queremos recalcar el hecho de que esta información es únicamente orientativa y que para saber si se sufre agorafobia o no lo más apropiado es acudir a un especialista que lo confirme.
Hay personas que, en un momento dado, pueden sufrir un episodio de ansiedad similar a los que produce la agorafobia, pero eso no quiere decir que la padezcan. A la hora de diagnosticar este tipo de trastorno es fundamental que la persona lo perciba como algo que limita su calidad de vida y que, por tanto, le incapacita para seguir con su rutina diaria.
El día a día de una persona con agorafobia: un ejemplo práctico
Inés sale de casa. Coge el metro para ir al trabajo. De repente comienza a sentir una oleada de miedo. No hay razón alguna para sentirse así, todo está en orden como siempre. Pero ella no puede evitarlo, ese sentimiento se sale de su control. Su corazón empieza a latir tan rápido y fuerte que parece que se le va a salir por la boca. Le falta el aire, siente que le cuesta muchísimo respirar. Comienza a dolerle el pecho, se siente mareada. De repente le entran unas ganas enormes de vomitar y no puede parar de temblar. Ella misma lo describe como una agonía mortal que no termina nunca. Está sufriendo una crisis de pánico.
Inés no quiere pasar por esa experiencia nunca más. Por eso, para evitar que se repita no vuelve a coger jamás el metro. Tiene mucho miedo de que la situación vuelva a ocurrir. La posibilidad de otro ataque le causa escalofríos. Inés empieza a ir a trabajar en autobús y comienza a sentirse más tranquila. Pero esa falsa tranquilidad tan solo dura unos días. La crisis de pánico amplía sus límites, se generaliza y hace de nuevo su aparición en el autobús. Después en el tren. Después en el coche. Después mientras camina. La historia se repite una y otra vez hasta el punto de que Inés ya no tiene alternativas para ir a trabajar. No quiere salir de casa.
Inés se ha convertido en una persona con agorafobia y miedo a salir a la calle. Y tiene que ponerle fin a su problema. Puede ponerle fin.
Tratamiento de la agorafobia
La historia de Inés solo es una de las muchas historias que viven cada día las personas agorafóbicas. Y aunque, a simple vista, pueda parecer que se trata de un círculo vicioso del cual no se puede salir, no es así. La agorafobia, como muchas otras tantas fobias y muchos otros tantos trastornos de ansiedad, tiene un tratamiento. Solo hace falta reconocer el problema y tener ganas de afrontarlo.
Se pueden comprender fácilmente las consecuencias de la agorafobia o el miedo a salir a la calle, las cuales pueden acabar por recluirte en casa, perder el trabajo y las relaciones sociales, familiares y de pareja. Estamos ante una fobia muy limitante y destructiva y para superarla se necesita ayuda psicológica.
La terapia más efectiva es la Cognitivo-Conductual la cual no tiene efectos secundarios (como sí pueden tener los fármacos al actuar directamente sobre la regulación de hormonas y neurotransmisores) y cuyos beneficios tienden a perdurar en el tiempo.
Es cierto que este tipo de terapia es lenta y se necesita mucha paciencia para empezar a percibir el progreso. ¿En qué consiste exactamente? La persona con agorafobia debe exponerse gradualmente y siempre ayudándose de las directrices y supervisión de un profesional a situaciones que le causen ansiedad o pánico hasta ir generando una mayor resistencia a aquello que se teme.
La terapia Cognitivo-Conductual hace especial hincapié en las creencias que la persona tiene asimiladas acerca de su entorno, sus hábitos y sus acciones rutinarias, de forma que poco a poco esas creencias van modificándose hasta el punto de que la persona ya no teme enfrentarse a todo aquello que le da miedo.
En muchos casos, para superar la agorafobia también se recomienda llevar a la práctica algunas técnicas de relajación que ayuden a entrenar la capacidad para gestionar la ansiedad.
Y en los casos más extremos, la agorafobia necesita de un tratamiento farmacológico que complemente a la ayuda psicológica. Este tratamiento suele componerse de:
1 Ansiolíticos: su gran ventaja es su eficacia. Tienen un efecto prácticamente inmediato a la hora de calmar las crisis de ansiedad. No obstante, los ansiolíticos tienen también bastantes efectos secundarios a los que debes estar muy atenta:
+ Somnolencia y falta de concentración.
+ Se trata de una medicina muy adictiva. De hecho, si se retira de forma brusca, puede provocar síndrome de abstinencia.
+ Desarrollo de tolerancia. Esto quiere decir que la persona que toma ansiolíticos tiene la necesidad de consumir dosis cada vez más altas para conseguir el mismo efecto.
+ Y su mayor desventaja, aunque pueda parecer contradictorio, es precisamente que funcionan y el hecho de que funcionen hace que la persona se olvide de que padece un problema y no tome otro tipo de medidas para atajarlo de manera radical.
2 Antidepresivos: los antidepresivos son otro de los fármacos más utilizado para tratar la agorafobia. Existen tres tipos concretamente: los inhibidores de la receptación de la serotonina (ISRS), los inhibidores de la receptación de la serotonina y norepirefrina (ISRSN) y los antidepresivos triciclicos. Y te preguntarás: ¿de verdad los antidepresivos funcionan para calmar la ansiedad? Y la respuesta es sí. Los antidepresivos pueden utilizarse tanto para controlar el estado de ánimo como para controlar la ansiedad. Además, también es posible que una persona desarrolle depresión a partir de la sensación que causa la agorafobia de tener una vida totalmente limitada. En este caso, los antidepresivos serían doblemente útiles. Eso sí, siempre tienen que estar controlados por un profesional.
¿Y tú? ¿Habías oído hablar de la agorafobia? ¿La padeces o sospechas que la padeces? Recuerda que en Diario Femenino tenemos una categoría de fobias donde podrás encontrar muchísima más información. ¡No dejes que el miedo paralice tu vida! ¡Actúa ya mismo!
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