Estrés al volante: controla a tu peor enemigo en el coche

Laura Sánchez, Filóloga

Cogemos el coche como un acto casi instintivo cada mañana sin darnos apenas cuenta del acto de responsabilidad que ello implica ni del peligro que corremos quedando a merced de la actitud de los demás conductores. Sin tener que tomarnos la conducción con un temor tal que nos impida subir al coche, como ocurre en el caso de las personas que padecen amaxofobia, deberíamos poner un poco más de atención en nuestro propio comportamiento y en cómo puede afectar al resto de los conductores y viandantes.

El estrés al volante causa accidentes de tráfico

Y es que el estrés y la agresividad al volante son los principales culpables de los accidentes de tráfico, más incluso que conducir bajo los efectos del alcohol. Un conductor estresado es un conductor nervioso y, por lo tanto, se convierte en un peligro en carretera. 

El exceso de velocidad, el incumplimiento de las normas de tráfico, los despistes mientras gritamos al conductor de al lado, no respetar la distancia de seguridad porque tenemos prisa...una gran cantidad de irresponsabilidades generadas por el estrés y la ira cuando conducimos.

Por eso es importante que no nos dejemos llevar por los nervios, ni por la agresividad ante la incompetencia de otros conductores o por motivos personales, como la prisa porque llegamos tarde a trabajar, el malestar por haber discutido con nuestra pareja o la pelea que hemos tenido con nuestro hijo.

Cómo evitar el estrés al volante

En vista de que nuestro comportamiento al volante puede afectar de forma importante a los demás, debemos aprender a manejar esa irritabilidad y esos nervios cuando nos subimos al coche. Si has tendido una mala mañana en el trabajo y te espera una tarde aún peor, siéntate frente al volante y respira hondo, pensando que tus problemas son sólo tuyos y no del resto de los conductores. 

Calma al volante. Tienes que ser consciente en todo momento de la responsabilidad que es llevar un coche, así que si no te ves preparada anímicamente, porque estás muy nerviosa, con ansiedad, o estás muy disgustada y llorando, haz lo mismo que harías si hubieras bebido unas copas. Deja el coche y llama a un taxi.

Nunca nos cansaremos de llamar la atención sobre lo que implica nuestra conducta al volante, porque una irresponsabilidad puede costarte no sólo una multa, ni una costosa reparación en el taller, puede costarte la vida y, lo que es más importante, puede costarle la vida a otra persona.

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