Cuando el estrés adelgaza
Las presiones externas de nuestro día a día hacen que nos veamos expuestos a un aumento de estrés. En su justa medida, es incluso beneficioso y estimulante para nuestro organismo y para mejorar nuestro rendimiento ante esas presiones pero, si es prolongado, puede dar lugar a numerosas deficiencias en nuestro metabolismo.
Diversos estudios demuestran que cuando sufrimos estrés, por lo general somos más propensos a engordar que a adelgazar. Por otro lado investigadores del Centro de Investigación del Cancer de Salamanca han demostrado que el estrés engorda o adelgaza dependiendo de la dieta que siga quien lo padece.
Según los estudios, aquellas personas que siguen una dieta sana, son más propensos a desarrollar enfermedades como hiperglucemia, diabetes o hígado graso en situaciones de estrés mientras que, en aquellos con hábitos de alimentación grasa, ésta actúa como protector ante el estrés.
¿Por qué adelgaza el estrés?
Independientemente de esto, es un hecho que cuando estamos estresados nuestro ritmo de vida sufre desajustes que pueden dar lugar a una disminución del peso y es que, tendemos a adquirir unos hábitos alimenticios incorrectos.
Saltarnos las comidas, sustituir los alimentos por cafeína o tabaco y el insomnio, hacen que se produzcan graves alteraciones en nuestro organismo y nuestro sistema inmunológico.
Todo esto puede afectar a las hormonas tiroideas que pueden verse alteradas provocando que suframos un bajada de peso, puesto que la cantidad de hormonas producidas aumenta desmesuradamente.
El adelgazamiento por estrés puede acarrear consigo la pérdida de masa muscular y el debilitamiento del sistema inmunológico, haciendo que seamos más propensos a contraer infecciones.
Para evitar que esto ocurra, debemos acudir al médico en cuanto notemos que estamos perdiendo peso excesivamente para evitar así que el estrés derive en un problema mayor.
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