¿Los gatos dan depresión o la depresión da gatos?

Laura Sánchez, Filóloga

La ciencia se ve desbordada ante el alarmante aumento de los casos de depresión. Tal vez por eso, continuamente surgen estudios tratando de encontrar las causas de los trastornos emocionales, probando nuevos tratamientos e intentando mejorar la calidad de vida de los pacientes. Por ser tan numerosas las investigaciones, los resultados son tan variopintos como ese que relaciona la depresión con la mordedura de un gato.

La mordedura de un gato como causa de depresión

Según un estudio de la Universidad de Michigan (EEUU) sufrir una depresión puede estar relacionado con una mordedura de un gato. A pesar de lo que pueda parecer esta afirmación, el estudio no es una broma y se trata de una investigación seria, aunque sus conclusiones no hayan convencido a la comunidad médica.

Analizando los registros médicos de nada menos que 1,3 millones de personas durante 10 años, los datos concluyeron que el 41 % de los pacientes que recibieron tratamiento para la depresión habían sido mordidos por un gato. Y ampliando la información, parece que el 86 % de esas personas eran mujeres.

La conclusión no deja de ser sorprendente además de increíble y es que, según este estudio, en el caso de que seas mujer y te haya mordido tu gato, tienes un 50 % más de posibilidades de sufrir un trastorno emocional. Si el problema de la depresión no fuera tan grave ni estuviera tan ligado a la angustia y a la tristeza, no podríamos sino reírnos con estas conclusiones.

La relación de los gatos y la depresión

Conclusiones surrealistas aparte, lo cierto es que los gatos sí tienen alguna relación con la depresión. Consideramos ciertos los datos del estudio, pero no la teoría de que la mordedura de un gato pueda provocar depresión. La relación entre los datos y la realidad es que muchas personas con tendencia a la depresión tienen en su casa un gato para acompañarles. Y también puede tener algo que ver que el ánimo deprimido provoca cierto rechazo en estos animales y tienden a atacar y a morder.

Sea como sea, los gatos suponen un gran alivio en los casos de depresión, así como otros animales domésticos, que ofrecen compañía, eliminan el sentimiento de soledad y "obligan" a las personas con depresión a mantenerse activas. Teniendo en cuenta todo el cariño que nos da el gato en casa, no vamos a responsabilizar al pobre animal de nuestro trastorno emocional.

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