Depresión en Nochebuena: cómo evitarla y pasar una feliz Navidad

La Navidad es una época propicia para los diferentes trastornos emocionales. Las consultas por depresión se incrementan en estas fiestas navideñas donde parece que las emociones están a flor de piel. Y es que hay mucha gente que se deprime en Navidad, especialmente en las fechas señaladas, como por ejemplo, la Nochebuena.

Aunque no todos los estados de decaimiento navideño tienen como resultado una depresión, conviene estar atenta a los síntomas, para no caer en una tristeza crónica. La Navidad y la Nochebuena pueden llegar tan cargadas de desolación como de ilusión, todo depende de nuestro equilibrio emocional. Te contamos cómo evitar la depresión en Nochebuena y pasar una feliz Navidad.

Motivos de depresión en Nochebuena

La Nochebuena es para muchas familias la celebración más importante de las fiestas navideñas, más incluso que el día de Navidad. Es una cena, la de Nochebuena, cargada de sentimientos y emociones y hasta cierto punto es lógico que nos vengamos abajo cuando la noche no cumple nuestras expectativas.

Porque resulta que seguramente faltará alguien a quien queremos en la cena de Nochebuena, porque a pesar de nuestros intentos conciliadores, la cena se ha vuelto a convertir, un año más, en un campo de batalla. Porque no podemos dejar de pensar en la llegada de Papá Noel que no ha podido leer la carta de nuestros hijos, porque no hemos podido llevar regalos para toda la familia.

Estas decepciones de la cena de Nochebuena que pueden mermar nuestro estado de ánimo son producto de una visión de la situación poco realista. Nos hacemos una idea de la Navidad, más parecida a que sale en las películas que a la que es en la vida real. Y si el desánimo no llega por este tipo de frustraciones típicamente navideñas, la depresión puede hacer su aparición por otro motivo más peligroso: sentirnos solas en Nochebuena.

Evitar la depresión en Nochebuena

No tenemos la receta para evitar que todas esas personas que pasan la Nochebuena solas la pasen deprimidas, ni tampoco los enfermos que permanecen ingresados en un hospital, ni sus familiares, ni aquellos que no tienen para hacer una cena espectacular, cuando mucho menos regalos. Pero todos podemos encontrar la magia de la Navidad en una sonrisa. O en un abrazo.

Hoy en día vemos cada vez más historias dramáticas de familias sin recursos, de familias que están en la calle y no tienen para comer. Tal vez si pensamos en los más necesitados, en los que de verdad tienen problemas y que, un día de estos podríamos ser nosotras mismas, tal vez si viviéramos menos centradas en nosotras mismas... Podríamos disfrutar de la Navidad.

Entonces no estaríamos tristes porque un pariente no ha podido venir a la cena de Nochebuena por motivos de trabajo, ni nos deprimiríamos por pasar la Nochebuena solas sin tener que aguantar a nuestras cuñadas, ni a nuestros sobrinos, ni tendríamos problema por no haber podido comprar el último juego de la Xbox a nuestros hijos. Tal vez si fuéramos más generosas con nosotras mismas podríamos disfrutar de la Navidad sin temor a la depresión.

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