Baja laboral por depresión: conoce tus derechos

Hace ya tiempo que una baja por depresión dejó de ser un estigma para el trabajador y una especie de borrón que manchaba para siempre su expediente laboral. Y es que hoy en día pocas son las personas que no han tenido que recurrir a una baja médica por algún trastorno emocional, por depresión, por ansiedad o por estrés.

Pero a pesar de la frecuencia de esta baja por depresión aún quedan muchas dudas, como si se tratase de una situación particular que requiere un tratamiento diferente a cualquier otra baja por parte del trabajador, de la mutua y de la empresa. Quede claro que una baja por depresión es una baja como cualquier otra.

Causas de la baja por depresión

La baja por depresión se diferencia en dos causas: Una es la depresión causada por motivos personales, en cuyo caso será el médico de familia el que diagnostique la enfermedad, determine el periodo inicial de baja y realice el seguimiento de la depresión. La otra es la depresión causada por motivos laborales y estamos hablando de una baja que deberá decidirla la mutua.

Cuando hablamos de causas personales, hablamos de todos los motivos que ya conocemos y que pueden originar una depresión. Una experiencia traumática, la muerte de un ser querido, una enfermedad, un periodo de tristeza prolongado, problemas de pareja o la marcha de los hijos, entre otros factores, pueden desencadenar un trastorno depresivo que necesite un periodo de baja para su recuperación.

Cuando hablamos de causas laborales que provocan la depresión, estamos hablando no solo de mobbing o acoso al trabajador, sino que hay infinidad de situaciones laborales más que habituales que pueden llevarnos a sufrir un trastorno depresivo. Es el caso del exceso de responsabilidades, de un control enfermizo por parte del jefe, de una mala relación con los compañeros, de una excesiva competitividad, de unas condiciones laborales inseguras, de unas tareas monótonas o de un nulo reconocimiento del trabajo.

Aspectos legales de la baja por depresión

Una depresión no puede ser diagnosticada por una misma, por mucho que hayamos aprendido a identificar los síntomas de la depresión. Ante la primera sospecha de que nuestro estado de ánimo bajo no es algo transitorio, sino que empieza a afectar a nuestras actividades diarias, lo mejor es acudir al médico de familia.

Por lo general es el médico de familia el que concede la baja por depresión y la tramita como una incapacidad temporal por enfermedad común. La duración de la baja dependerá de cada caso, pudiendo llegar a un punto en el que se pida un tribunal médico para que la incapacidad sea permanente.

No suele haber ningún impedimento con esas bajas concedidas por el médico de familia. El problema aparece cuando es la mutua del trabajador la que tiene que dar esa baja por depresión por motivos laborales. En cualquier caso, estamos ante una baja por depresión que tiene el mismo tratamiento legal en cuestión de retribución salarial y duración que cualquier otra dolencia.

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