¿Te desmayas cuando ves una gota de sangre? Tienes hematofobia
El miedo a la sangre es más frecuente de lo que pensamos
- Tengo miedo a la sangre: Qué es la hematofobia
- Las causas del miedo a la sangre
- ¿Cuáles son los síntomas de la hematofobia?
- Fobia a la sangre: ¿Se puede curar?
- Ponle fin a tu fobia, lo agradecerás
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La fobia a la sangre, también conocida como hematofobia, es uno de los miedos que generan mayor interés por parte de la población. ¿Por qué? Pues muy sencillo. Son muchísimas las personas a las que no les gusta ver sangre y, probablemente, si tú formas parte de este grupo seguro que te has planteado alguna vez si padeces hematofobia o no.
Ante esto debes hacerte tres preguntas: ¿Las sensaciones que se generan en ti al ver una gota de sangre te incapacitan a la hora de llevar una vida normal? ¿La sangre te provoca angustia y ansiedad? ¿Te desmayas al verla? Si tu respuesta a estas cuestiones es sí, lamentamos decirte que tienes hematofobia. No obstante, que no te haga demasiada gracia estar delante de una herida, no significa que tengas fobia a la sangre.
Una fobia se da únicamente en aquellos casos en los que los niveles de estrés y malestar vinculados con algún tipo de estímulo (en este caso estamos hablando de la sangre, pero podrían ser las alturas, los agujeros, las agujas, las cucarachas…) perjudican la calidad de vida de la persona y le impiden llegar a cabo tareas cotidianas con naturalidad.
En definitiva, el miedo a la sangre se trata de un problema psicológico que en la mayor parte de los casos necesita intervención y tratamiento por parte de un profesional. Esta clase de fobias puede llegar a suponer una verdadera dificultad en el día a día del paciente, pero lo cierto es que, generalmente, los síntomas se pueden mitigar hasta llegar a un punto en el que prácticamente no interfiere con la vida rutinaria.
En el siguiente artículo vamos a explicarte en qué consiste exactamente la hematofobia, cuáles son sus causas y sus síntomas y cómo se puede curar. Muy atenta.
Tengo miedo a la sangre: Qué es la hematofobia
Se define como hematofobia al miedo a la sangre y a todos aquellos contextos que se consideran relacionados directa o indirectamente con ella. Este tipo de miedo resulta incapacitante para llevar una vida normal y puede aparecer tanto al ver esta sustancia como al imaginar algún tipo de situación en la que esté presente como, por ejemplo, un pinchazo o una herida en la que se ha formado costra.
Además de estar vinculada con el miedo a la sangre ya sea propia o ajena, la hematofobia también se basa en otra vertiente del pánico: el horror a los propios síntomas que provocan estas crisis. Por esta razón, la fobia a la sangre se fundamenta en gran parte en el fenómeno conocido como ‘el miedo al miedo’, una particularidad que comparte con otro tipo de fobias como la agorafobia.
Por tanto, el miedo a la sangre se trata de un temor más irracional que real. De lo que se huye no es de situaciones que generen dolor físico o que pongan en peligro nuestra vida o la de alguien que tenemos alrededor, sino que lo que espanta a las personas que sufren hematofobia es la simple idea de la sangre fluyendo y derramándose, la escena de una situación que ellos mismos perciben en su mente como potencialmente peligrosa.
Las causas del miedo a la sangre
Los motivos por los que una persona empieza a padecer este tipo de fobia no se conocen con exactitud, aunque en una gran parte de los casos, el miedo a la sangre se relaciona con una causa genética. Tal y como se ha podido comprobar, el hecho de descender de una familia en la que alguien sufre hematofobia, aumenta las posibilidades de que tarde o temprano se experimenten episodios fóbicos de este tipo.
También se considera que la hematofobia puede desarrollarse como resultado de experiencias pasadas, es decir, por medio del aprendizaje y los recuerdos. Teniendo en cuenta que la sangre suele aparecer en contextos dolorosos o desagradables, no es extraño afirmar que la hematofobia puede surgir a raíz de una mala vivencia producida con esta sustancia. De esta forma, la fobia a la sangre puede ser provocada al vincular este estímulo con el dolor que genera un accidente o un tratamiento de salud, por ejemplo.
¿Cuáles son los síntomas de la hematofobia?
Lo que diferencia a la hematofobia de otro tipo de fobias es que las crisis que se producen terminan desembocando, en la mayor parte de los casos, en un desmayo. Los síntomas de este tipo de miedo suelen desarrollarse en dos fases diferentes. En primer lugar, ante la presencia de sangre, el paciente que sufre la fobia, entra en un estado de alerta el cual provoca que se acelere su ritmo cardíaco. En segundo lugar, se produce una bajada brusca de tensión que origina el desmayo debido a que no llega suficiente oxígeno al cerebro.
Otros de los síntomas presentes en la fobia a la sangre son los mareos, los ataques de pánico, la ansiedad, las náuseas y la sensación de un profundo asco.
Fobia a la sangre: ¿Se puede curar?
¿Existe un tratamiento efectivo para ponerle fin a la hematofobia? La respuesta es sí. Existen múltiples tratamientos y estrategias para enfrentarse a este tipo de miedo. Eso sí, no vale únicamente con leer textos referidos al tema, la hematofobia requiere un acercamiento en vivo al miedo y la realización de unos determinados ejercicios siempre bajo la valoración y supervisión de un profesional.
Entre las técnicas más útiles y efectivas a la hora de hacer desaparecer la hematofobia se encuentra la terapia cognitivo-conductual, la cual se basa en la exposición gradual al estímulo fóbico, en este caso, la sangre.
A lo largo de varias sesiones, la persona diagnosticada de hematofobia, va exponiéndose poco a poco a situaciones que le provocan ansiedad y desasosiego, yendo de las más leves a las que conllevan un contacto mucho más próximo y directo con la sangre.
Otra de las herramientas más útiles para curar el miedo a la sangre es el aprendizaje de instrucciones las cuales se deben seguir mentalmente de forma secuencial y que tienen que ver con la implementación de diversas técnicas de relajación y rutinas de acercamiento a lo que produce la fobia.
Ponle fin a tu fobia, lo agradecerás
El miedo a la sangre puede ser más o menos grave y se puede manifestar de forma más o menos severa o molesta, pero en todo caso implica dificultades relacionadas con el día a día y no tanto con experiencias puntuales. Es decir, si un día concreto vas a realizarte un análisis de sangre y te desmayas no quiere decir que padezcas hematofobia, puede tratarse simplemente de una reacción puntual. Sin embargo, si siempre que tienes algún tipo de contacto con la sangre se desatan en ti los síntomas mencionados anteriormente, entonces sí deberías preocuparte.
Las personas que experimentan miedo a la sangre evitan a toda costa los tratamientos médicos y vacunas, suelen negarle la ayuda a personas heridas, evitan llevar a cabo actividades en las que haya alguna mínima probabilidad de causarse una herida (cocinar, ir de excursión…) o, en el caso de las mujeres, incluso llegan a plantearse muy seriamente la posibilidad de quedarse embarazadas con tal de no tener que enfrentarse al momento de dar a luz.
Como puedes comprobar, la hematofobia puede llegar a condicionar en gran medida la vida de quien la padece, por lo que merece la pena acudir a un especialista, recibir atención y un diagnóstico que permita encontrar el tratamiento adecuado para ponerle fin al problema para siempre.
¿Y tú? ¿Tienes miedo a la sangre o conoces a alguien que lo tenga?
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