El Whatsapp genera ansiedad: aprende a utilizarlo sin obsesionarte

Laura Sánchez, Filóloga

Las nuevas tecnologías están aquí para ayudarnos y hacernos la vida más fácil. Pero hoy el smartphone se ha convertido en una extensión de nuestras manos y eso es algo que puede generar algunos trastornos de ansiedad. Especial cuidado debemos prestar a esa aplicación de mensajería instantánea sin la que ya no podemos sobrevivir que se llama Whatsapp.

La ansiedad del Whatsapp

Es indudable que las nuevas tecnologías están transformando nuestras vidas, nuestra forma de trabajar y también nuestra forma de relacionarnos con los demás. Las redes sociales nos hacen más sociables virtualmente hablando, nos hacen sentirnos parte de algo, aunque a la vez, pueden acabar excluyéndonos y fomentar determinados trastornos del comportamiento. Es la contradicción implícita en las redes sociales.

Y con el mismo carácter que las redes sociales, nos encontramos con esa aplicación móvil cuyo principal objetivo es la mensajería instantánea y gratuita, pero cuyas prestaciones se ramifican tanto que pueden acabar confundiéndonos. El Whatsapp genera ansiedad. ¿Por qué? La respuesta seguro que la encuentras si haces un poco de autocrítica.

Qué nervios cuando estás esperando que ese chico que acabas de conocer se ponga en contacto contigo; qué decepción cuando ves la hora de su última conexión dos horas más tarde de darte a ti las buenas noches; que mal humor cuando ves que está en línea y no te está escribiendo a ti. Y los efectos destructivos del Whatsapp se ven no solo en las relaciones sentimentales, sino también en las de amistad. ¿Por qué no contestas de una vez ese Whatsapp que te he enviado?

Comportamiento obsesivo por Whatsapp

Los riesgos de Whatsapp se dirigen hacia la ansiedad, pero sobre todo hacia los comportamientos obsesivos. Toda la información que de la otra persona proporciona esta aplicación, como la última hora de conexión, si está en línea o no, su foto o su estado saca a la luz nuestro lado más controlador e inseguro. ¿Podemos pedir explicaciones a alguien sobre lo que hace con su tiempo, con sus conversaciones y con su smartphone?

Tal vez las nuevas tecnologías han transformado tantas cosas y tan rápido que estamos perdiendo la perspectiva. La aplicación Whatsapp es perfecta para enviar mensajes instantáneos, pero eso no nos garantiza que la otra persona lo reciba cuando nosotras deseamos. Tal vez la otra persona está charlando con alguien y no quiere interrumpir su conversación, tal vez está trabajando y no puede contestar ahora o tal vez está leyendo un buen libro y no ha hecho caso del Whatsapp.

En todo caso, la ansiedad generada por el Whatsapp es más que evidente, pero también es evidente que, más que la aplicación, es nuestra propia inseguridad la que motiva ese problema de ansiedad. En esto de las nuevas tecnologías conviene relativizar y desconectar de vez en cuando para volver, aunque solo sea por un momento, a las relaciones más carnales.

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