Causas de ansiedad: descubre qué genera tu ansiedad para poder combatirla

¿Quién no ha sentido ansiedad alguna vez en su vida? Y si la has vivido, sabrás que es algo muy desagradable de transitar. Según datos de un Informe emitido por el Ministerio de Sanidad en 2020, los trastornos de ansiedad son el problema de salud mental más frecuente en España, que afecta al 6,7% de la población (8,8% en mujeres, 4,5% en hombres). Y si se incluyen “signos/síntomas de ansiedad”, la cifra alcanza el 10,4%.

Y a nivel mundial, según el Global Health Data Exchange (GHDx), citado en la OMS (Organización Mundial de la Salud), en 2019, 301 millones de personas sufrían un trastorno de ansiedad, entre ellos 58 millones de niños y adolescentes. Pero, ¿por qué sufrimos ansiedad? Aunque ésta se produce por múltiples causas, hablamos en Diario Femenino de 4 causas de la ansiedad. Descubrir qué genera la ansiedad, cuál es su origen, sus raíces o por qué aparece es el primer paso para poder combatirla y abordarla de manera eficaz.

El impacto de la ansiedad: ¿qué es y cuáles son sus síntomas?

Antes de adentrarnos en las 4 causas habituales de la ansiedad, es importante puntualizar algo. Aunque la ansiedad sea desagradable y angustiante, tiene su función, su mensaje. Hablamos de un mecanismo de defensa del cuerpo que nos activa para defendernos de un peligro o para actuar ante él, que nos predispone agudizando nuestros sentidos, acelerando nuestro corazón y, en definitiva, poniéndonos en un estado de "alerta".

La ansiedad se manifiesta a nivel físico (palpitaciones, sudoración, presión en el pecho…), psicológico (angustia), conductual (evitación) y cognitivo (pensamientos negativos y paralizantes), aunque cada persona la puede vivir de forma muy personal, y no todos manifestamos los mismos síntomas. Lo que ocurre es que, muchas veces, ese peligro realmente no existe o está solo en nuestra cabeza.

Cuando esto ocurre, es muy importante atender a esta ansiedad, aceptarla, darle su espacio, para descifrar ese mensaje. Porque lo que nos está diciendo, en realidad, es que hay algo en nuestra vida que debemos cambiar, o algo de nosotros que debemos trabajar y atender, para que esa ansiedad se reduzca hasta desaparecer.

4 causas de la ansiedad que puedes estar viviendo

La ansiedad suele ser una problemática multifactorial, es decir, no suele haber una sola causa que explique su origen, sino más bien, un conjunto de factores. Teniendo en cuenta esto, vamos a hablar de las causas más habituales de la ansiedad, que pueden aparecer de forma aislada o, habitualmente, junto a otros factores.

1 Pensamientos y creencias irracionales o poco adaptativas

Nuestros pensamientos y creencias desempeñan un papel crucial en cómo experimentamos la ansiedad. Las personas que tienen patrones de pensamiento negativos o que creen que el mundo es inherentemente peligroso tienden a estar más en riesgo de desarrollar trastornos de ansiedad.

Imagina que constantemente te preocupas por cosas que están fuera de tu control, como la posibilidad de perder tu trabajo, enfermarte gravemente o enfrentar situaciones embarazosas. Estos pensamientos catastrofistas pueden crear un ciclo de ansiedad en el que te preocupas constantemente por el futuro, lo que aumenta tus niveles de estrés y ansiedad.

Las terapias cognitivo-conductuales (TCC), por ejemplo, son eficaces para abordar estos patrones de pensamiento irracionales. A través de la TCC, puedes aprender a identificar pensamientos negativos, desafiarlos y reemplazarlos por pensamientos más realistas y saludables. Esto puede ayudarte a reducir la ansiedad al cambiar la forma en que percibes y respondes a las situaciones estresantes.

2 Estrés y la sensación de "no llegar a todo"

El estrés crónico es otra de las principales causas de la ansiedad en la sociedad moderna. Todos experimentamos estrés en algún momento de nuestras vidas, y en dosis moderadas, puede ser beneficioso, ya que nos motiva a tomar medidas y enfrentar desafíos. Sin embargo, cuando el estrés se prolonga durante un largo período de tiempo, puede convertirse en un problema significativo.

Imagina que tu vida diaria está llena de plazos laborales ajustados, responsabilidades familiares abrumadoras y una larga lista de tareas por hacer. Tu cuerpo está constantemente en modo de alerta, liberando hormonas del estrés, como el cortisol, en cantidades mayores de lo normal. A corto plazo, esto puede ayudarte a mantenerte enfocado y alerta, pero a largo plazo, puede desencadenar síntomas de ansiedad.

Cuando el estrés persiste, tu sistema nervioso se adapta para funcionar en un estado de hiperactividad constante. Esto puede llevar a la fatiga, problemas de sueño, preocupación excesiva y una sensación generalizada de ansiedad. Además, el estrés crónico también puede afectar negativamente a tu salud física, aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares, problemas digestivos y otras afecciones.

3 La ansiedad como tapadera de emociones

Imagina que tus emociones son como una olla en el fuego. Si dejas que el vapor se acumule sin liberarlo, la presión aumenta. Del mismo modo, si no expresamos nuestras emociones, especialmente las complejas o "desagradables" como el miedo o la preocupación, comenzamos a sentir una creciente presión interna que se convierte en ansiedad.

La sociedad a menudo nos ha enseñado a reprimir nuestras emociones, a "ser fuertes" y no mostrar vulnerabilidad. Esto puede hacer que guardemos nuestros sentimientos y preocupaciones para nosotros mismos. Pero aquí está la paradoja: al evitar hablar de nuestras emociones, en realidad estamos alimentando la ansiedad.

Cuando compartimos nuestras preocupaciones con amigos, familiares o profesionales de la salud mental, estamos liberando esa presión emocional. Conversar sobre nuestras emociones nos ayuda a procesarlas y a encontrar soluciones. Es como abrir la válvula de la olla y permitir que el vapor escape.

Entonces, la próxima vez que sientas ansiedad, recuerda que hablar sobre tus emociones es una herramienta poderosa para liberar la presión y recuperar la calma. No temas expresarte; es un paso valiente hacia una vida menos ansiosa.

4 Llevar una vida desorganizada

Por otro lado, la ansiedad a menudo se asoma cuando llevamos una vida desorganizada. Para entenderlo más fácilmente; imagina tu vida como un rompecabezas, donde cada pieza representa una responsabilidad, tarea o compromiso.

Cuando estas piezas están desordenadas, es como si intentaras construir el rompecabezas sin saber por dónde empezar. Pero, ¿por qué esto puede derivar en ansiedad? Algunas razones:

- Sensación de caos: una vida desorganizada puede generar una sensación de caos constante. No saber qué debes hacer primero o sentir que todo está fuera de control puede ser abrumador, lo que aumenta la ansiedad.

- Falta de estructura: la estructura y la rutina ofrecen un sentido de seguridad. Cuando no tienes una rutina organizada, tu cerebro puede sentirse inseguro y, como resultado, preocupado.

- Tareas pendientes: una vida desorganizada a menudo significa que hay tareas pendientes y desatendidas. La acumulación de responsabilidades no abordadas puede generar una creciente sensación de ansiedad sobre todo lo que necesitas hacer.

- Dificultad para priorizar: sin organización es difícil determinar qué es realmente importante. Esto puede llevar a una constante sensación de que estás descuidando algo crucial.

Para combatir la ansiedad relacionada con la desorganización, es fundamental crear estructura en tu vida. Esto implica establecer prioridades, crear listas de tareas, utilizar calendarios y aprender a delegar o decir 'no' cuando sea necesario. La organización puede ser una poderosa herramienta para recuperar el control y reducir la ansiedad.

Conoce tu ansiedad para aprender a gestionarla

Hemos conocido 4 causas de la ansiedad habituales, pero hay más, y también, hay más factores implicados en su origen y mantenimiento; predisposición genética, hábitos poco saludables, dificultades para poner límites, falta de apoyo social, problemas económicos, traumas, historias de vida complejas, problemas de trabajo, autoexigencia…

Sea cual sea la causa de tu ansiedad, es importante que puedas poner luz en ella; entender de dónde viene, por qué aparece, cuáles son sus desencadenantes, te ayudará a entender mejor su función, su "sentido", y, por ende, a ponerle una solución específica a tu caso.

Porque cada causa es única, y no es lo mismo sentir ansiedad porque nos da miedo tener una enfermedad, que sentirla porque estamos teniendo muy malos hábitos de vida últimamente o porque hemos acumulado muchas experiencias traumáticas. En cada una de estas situaciones, el abordaje de la ansiedad será distinto.

Y, sobre todo, recuerda que la terapia psicológica puede ayudarte a reconocer el origen de tu ansiedad y también, a gestionarla de forma saludable, porque sí (y recuerda siempre esto): ¡mereces vivir tranquilo y sin ansiedad!

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