Cómo hablar a tus hijos de divorcio: formas de comunicar la separación
Maneras de decirles a tus hijos que te vas a divorciar según su edad
- El divorcio con hijos pequeños: ¿cómo comunicárselo?
- Cómo comunicar el divorcio a tus hijos adolescentes
- Cómo se toman el divorcio los hijos adultos
Nunca es fácil superar una ruptura sentimental, pero cuando la pareja tiene hijos en común, lo que se está rompiendo es toda una estabilidad familiar que puede perjudicar a los más pequeños. Parece más acertada la idea de una separación si entre la pareja ya no hay amor y están empezando a hacerse daño, pero siempre hay que procurar que esa ruptura de la relación afecte lo menos posible a la estabilidad emocional de los hijos. Difícil, pero no imposible, siempre y cuando ambos miembros de la pareja tengan presente que su prioridad es proteger a los niños. Pero, ¿cómo comunicarle el divorcio a tus hijos? También depende mucho de la edad.
El divorcio con hijos pequeños: ¿cómo comunicárselo?
Siempre proponemos implicar a los niños y con esto queremos decir que deben saber en todo momento cuál es la situación, en ningún caso hablamos de poner a los niños en una situación incómoda o utilizarlos como arma arrojadiza para conseguir nuestras pretensiones en la separación. Desgraciadamente no siempre ocurre esto y, a veces, los padres se enzarzan en una guerra de pareja en la que las principales víctimas son sus hijos.
+ Implicar a los niños es clave para que acepten el divorcio
Cómo se tomen los niños la separación de sus padres va a depender de factores como la edad del niño, la madurez emocional, la relación que tenga con sus padres y, sobre todo, de la forma en que le comuniquen la posibilidad del divorcio. Uno de los grandes errores de los padres inmersos en una separación es no hacer partícipes a sus hijos de la situación. Y así, sin imaginarse nada, de repente un día, el niño se encuentra con que su familia se ha transformado radicalmente.
Aunque sea difícil hablar con los hijos de ciertas cosas, hay que procurar que en todo momento conozcan la situación; que los padres no pueden vivir juntos y van a divorciarse, pero eso no va a cambiar en nada el afecto que ambos progenitores sienten por ellos. Es fundamental tranquilizar al máximo a los niños en este aspecto, porque su mayor temor es que sus padres les dejen de querer, algunos incluso se sienten culpables de la separación. Así que hay que hablar de todo abiertamente y sin tapujos, pero acorde a la capacidad de comprensión del niño. Eso facilitará la aceptación del divorcio por su parte.
Tampoco está de más implicar al niño en las opciones de convivencia que va a tener a partir de ahora, que exprese sus emociones ante la separación. Sería muy interesante tener en cuenta los sentimientos del niño a la hora de establecer las nuevas normas de convivencias, los horarios de visitas, etc.
+ Cuidar a los niños durante el divorcio
Hay que tener en cuenta que una separación va a suponer un momento difícil, tanto para los padres como para los niños, y que eso no lo podemos evitar, porque se trata de un cambio brusco de los patrones familiares que el niño reconocía. Lo que sí podemos evitar es que el divorcio se convierta en un trauma para ellos. ¿Qué necesitamos para suavizar el impacto del divorcio en un niño?
Necesitamos responsabilidad para proteger a nuestros hijos, entereza para que nuestras emociones no les afecten a los pequeños, honestidad para presentarles una situación real y generosidad para aceptar las necesidades de nuestros hijos y de nuestra ex pareja.
Cómo comunicar el divorcio a tus hijos adolescentes
Al final, los niños pequeños se adaptan a los cambios mucho más fácilmente de lo que pensamos, siempre y cuando tengan toda la información y todas las garantías que necesitan de seguridad y afecto. No ocurre lo mismo cuando los hijos son adolescentes, cuando están en esas edades complicadas en las que buscan tener cierta independencia pero al mismo tiempo necesitan la protección de los padres.
Los adolescentes son difíciles. Afrontar un divorcio es difícil. Por lo que no es complicado imaginar que cuando se dan ambas circunstancias a la vez, la familia se convierte en una bomba de relojería. Los hijos en esta edad suelen tener problemas con el desapego y un divorcio puede reforzar esa sensación de sentirse incomprendidos y poco queridos. Por eso lo fundamental es que al menos se sientan respetados.
¿Y cómo hacer para los hijos adolescentes se sientan respetados en medio de un proceso de divorcio? Pues informándoles de la situación, al igual que con los niños más pequeños, con honestidad. Ellos tienen derecho a saber qué está pasando en la familia. Y también tienen derecho a mantener esa familia unida sin necesidad de mantener el matrimonio.
Uno de los problemas más complicados que surgen en los adolescentes es el sentimiento de culpa, pero también hay que estar muy atentos a que no se sientan desatendidos o poco queridos. Muchas veces nos enfrascamos tanto en el proceso de divorcio que nuestros hijos nos observan a kilómetros de distancia.
No hay que descartar en ningún momento que tanto hijos pequeños como hijos adolescentes necesiten ayuda psicológica para que el divorcio no les impacte negativamente. Y si siempre hablamos de la necesidad de tener un divorcio amistoso o lo más civilizado posible, esa necesidad es aún mayor en el caso de tener hijos adolescentes. Su futuro está en juego, los padres son y serán sus referentes para toda la vida. Y los modelos relacionales que vivan en la infancia y en la adolescencia marcarán para bien o para mal sus relaciones de adultos. Seamos todos responsables.
Cómo se toman el divorcio los hijos adultos
Y, ¿qué pasa cuando los hijos son adultos? En principio no deberíamos preocuparnos por nada, ¿verdad? Se trata de adultos, hijos independientes que viven en su propia casa y que tienen sus propias vidas. Hijos que vuelven a casa los domingos a comer con los padres y también por Navidad. Hijos adultos razonables, civilizados y respetuosos que no tendrían que dar ningún problema añadido en caso de divorcio.
Pero no es así. Cada vez más matrimonios deciden divorciarse una vez jubilados y cuando sus hijos ya se han ido de casa. En estos casos la aceptación de la separación por parte de los hijos adultos puede costar más de lo esperado porque, al fin y al cabo, también se están rompiendo los esquemas familiares que todos tenían. Y se añade un problema más.
Muchas veces los progenitores recurren a sus hijos ya adultos como paño de lágrimas. Los colocan en una situación complicada como confidentes sin darse cuenta de que pueden sentir que están traicionando al otro progenitor. Y cuando son ambos lo que utilizan a los hijos como confidentes, el asunto cobra tintes delirantes. A quién quieres más, ¿a papá o a mamá?
Y estamos hablando de adultos. De hijos que no deberían opinar en el divorcio de sus padres, sino asistir como espectadores neutrales dando apoyo a los dos sin tomar parte. Esto es tarea de toda la familia, porque implicar a los hijos en el divorcio es hacerlos partícipes de la decisión, no obligarlos a decantarse por un lado u otro.
Recordamos que en un divorcio no hay bandos, que un divorcio deshace un matrimonio pero no tiene por qué romper una familia. Es cierto que cambiarán muchas costumbres y muchas dinámicas, pero ahí sigue habiendo dos progenitores que aman a sus hijos, unos hijos que se sienten queridos por sus padres y un respeto entre todos sabiendo que cada uno tiene derecho a llevar su vida como mejor le parezca.
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