Razones para no hacer una dieta detox

Tanto los días posteriores a celebraciones tan dadas al exceso como las Navidades, como las fechas previas a la introducción en los meses de verano resultan algunos de los momentos del año más recurrentes para que se introduzcan en los diferentes medios de comunicación las conocidas dietas detox.

Sin embargo, y a pesar del enorme apoyo promocional que reciben este tipo de rutinas alimentarias depurativas, no existe absolutamente ninguna evidencia científica que pruebe la efectividad de estos regímenes o que, tan siquiera, los necesitemos como medio para depurar toxinas.

Razones para huir de las dietas detox

La razón más simple y comprensible es que el organismo humano no necesita estas dietas detox. Por si fuera poco con este argumento, muchos médicos han demostrado que no funcionan y que, además, pueden conllevar daños colaterales sobre las mujeres que las practican. Resulta bastante improbable que el cuerpo -en términos puramente médicos- consiga eliminar todo el exceso de calorías que hayamos ingerido en una época determinada del año sólo porque decidamos estar unos días alimentándonos a base de zumos y batidos elaborados a base de frutas y verduras.

Las dietas detox son rutinas alimentarias hipocalóricas llegando, en sus casos más extremos, a planificar un consumo de 300 calorías al día, una cantidad que se sitúa en un umbral muy por debajo del metabolismo basal de cualquier persona, lo que, por consiguiente, conlleva un déficit palmario de nutrientes. En este escenario, el organismo puede resentirse desarrollando algunos síntomas como mareos, náuseas, debilidad o dolores de cabeza, no sólo durante el seguimiento de la dieta desintoxicante sino también una vez que recuperemos nuestras costumbres alimentarias tradicionales.

Por si fuera poco, la mayoría de estas dietas detox recomiendan no realizar ejercicio físico durante el periodo específico en el cuál se lleva a cabo dicha planificación. En esta cuestión puede radicar el principal peligro que se contrae con el seguimiento de estos regímenes y es que si a un déficit calórico tan enorme le sumamos una mayor cantidad de actividad física, el resultado puede ser imprudente dadas las potenciales secuelas que podemos sufrir.

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