Adelgazar con bicarbonato de sodio: ¿mito o realidad?

El bicarbonato de sodio está presente en casi todas las cocinas, y puede usarse para diversos fines. Uno de ellos es como ingrediente para repostería, teniendo una función similar a la de la levadura, ayudando a las masas a ganar volumen, consistencia y sabor. El otro es aliviar las molestias estomacales, como la acidez y la indigestión, ya que disminuye el nivel de pH (acidez) en la sangre).

Además de estos usos más conocidos, el bicarbonato de sodio se ha utilizado para muchas otras funciones, como blanqueador de la dentadura o para eliminar la sudoración de manos y pies. Parece que el bicarbonato sódico es un agente casi milagroso, que se puede usar incluso para adelgazar.

Cómo usar el bicarbonato sódico para adelgazar

La teoría que apoya el bicarbonato de sodio como elemento central de una dieta para adelgazar es similar a la de otras dietas milagro. Se apoya en que el bicarbonato de sodio alcaliniza la sangre, convirtiendo la grasa en músculo y ayudando al cuerpo a eliminar los desechos ácidos con mayor facilidad.

Para conseguir este efecto adelgazante hay que elaborar una bebida compuesta de agua, bicarbonato y limón, a la que también se puede añadir hierbabuena. Esta bebida potencia el mejor funcionamiento de los órganos internos, y se sostiene que puede también hacer que el apetito, o las ganas de comer dulce, disminuyan.

Lo cierto es que no se ha comprobado que el bicarbonato de sodio ejerza ningún efecto real sobre el adelgazamiento. Por contra, una sobredosis del mismo puede ocasionar problemas graves al sistema digestivo y nervioso, desde debilidad muscular hasta convulsiones y espasmos. Por lo tanto, antes de empezar a usar el bicarbonato sódico como método para adelgazar es mejor consultar a un nutricionista para optar por una dieta equilibrada y saludable, en vez de recurrir a supuestas soluciones milagrosas.

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