Los efectos del tabaco sobre la piel: el envejecimiento prematuro de los fumadores
Dada la información existente al respecto, todas y cada una de nosotros conocemos con seguridad todos los efectos nocivos que puede disponer el tabaco sobre órganos internos tan importantes como los pulmones o el corazón. De hecho, en muchos países, gracias a la legislación vigente en los mismos, las propias cajetillas informan de muchas de las consecuencias de esta adicción. Sin embargo, resulta menos conocido el impacto que puede tener el tabaquismo sobre la piel, pudiendo influir en aspectos estéticos de honda preocupación en la gran mayoría de las mujeres.
Fumar envejece la piel
La Sociedad Española de Medicina Estética ha emitido un informe, a modo de guía, para que los profesionales del área puedan informar consecuentemente a sus clientes. Se afirma contundentemente que por cada 10 años que una persona fuma, la piel envejece hasta dos años y medio más que si no se consumiera tabaco. Los problemas dermatológicos más frecuentes relacionados con el tabaco son el envejecimiento prematuro, las arrugas marcadas, el pelo quebradizo y sin vida, las manchas de color púrpura y el aspecto grisáceo de la epidermis.
El humo del tabaco afecta negativamente a la piel en un doble sentido. En primer lugar, el aire que se encuentra viciado por este elemento dispone una mayor tendencia a la deshidratación de la piel llegando a producir grados altos de sequedad y tirantez en la misma. En segundo lugar, la acción de fumar reduce la cantidad de flujo sanguíneo que el organismo envía a la piel privándola de oxígeno y de nutrientes esenciales para su conservación. La nicotina, además, incrementa los niveles de vasopresina en el organismo lo que, a grandes rasgos, favorece la aparición de atrofia cutánea y de sequedad, además de la posibilidad del incremento en la generación de vello.
Podemos inferir, por tanto, que dejar de fumar puede resultar una gran inversión para nuestra piel. No solo podremos revocar gran parte del daño causado –como las arrugas excesivamente marcadas, la tonalidad grisácea de la piel o la mayor prominencia de los huesos- sino que además evitaremos la acumulación de radicales libres y conseguiremos que la epidermis recupere parte de la luminosidad perdida.
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