3 problemas de tener una piel muy sensible

La piel puede volverse sensible debido a diversos motivos y en cualquier etapa de la piel. Los síntomas pueden aparecer en el rostro, el cuerpo o incluso el cuero cabelludo en forma de enrojecimiento, descamación e hinchazón. Algunas personas son propensas a sufrir esos brotes por culpa de la genética, por algún medicamento o por cuestión de estado de ánimo.

Conocer la importancia de las defensas naturales de la piel y los factores que la hacen débil ayudará a descifrar el misterio de la piel sensible.

Qué problemas pueden aparecer por piel sensible

Detrás de lo que comúnmente conocemos como ‘piel sensible’ se encuentran tres problemas diferentes:

+ Rosácea. Se trata de un enrojecimiento difuso que se presenta en distintas zonas del rostro y que, por lo general, se relaciona con los cambios de temperatura. Las personas que lo sufran deberán evitar cremas con cortisona para no empeorar los síntomas. El tratamiento más eficaz y adecuado es aquel que consiste en antibióticos, al igual que evitar las exposiciones al sol.

+ Dermatitis atópica. Los síntomas de esta patología son descamaciones tanto en el rostro como en el cuero cabelludo, las piernas, los brazos, etc. Es muy común en pacientes alérgicos al polen o al polvo y, en este caso, el tratamiento a base de cortisonas suaves puede ser efectivo.

+ Intolerancia a cosméticos. Este tipo de alergias o intolerancias producen escozor en la piel y es conveniente realizar pruebas para concretar a qué se debe exactamente dicha intolerancia. El tratamiento suele ser con corticoides, suministrados por boca, para controlar los brotes de enrojecimiento en la piel. 

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