Por qué no eliges bien a los hombres

Hay personas que conocen al amor de su vida en el instituto o en la universidad, se casan, forman una bonita familia y pasan los años y siguen juntos. Mientras tanto tú vas acumulando relaciones sentimentales fallidas haciendo acopio de un expediente digno de analizar por Sigmund Freud o por Íker Jiménez, que tal vez te arroje más luz sobre el asunto. Está bastante claro que no eliges bien a los hombres, lo que no está tan claro es por qué haces esas elecciones.

La culpa de que elijas siempre al hombre equivocado

Si repasas la lista de tus exnovios tal vez te des cuenta de que no eliges bien a los hombres. Es el momento de hacer examen de conciencia y buscar culpables de tu delicada situación sentimental. El primer culpable es el universo Disney que te ha metido en la cabeza una imagen muy distorsionada de lo que es el amor. Tú vas buscando algo que se asemeje a un príncipe azul y la verdad es que no hay nada parecido. No y no.

Hollywood sustituye a Disney en la edad adulta y deseas ser la protagonista de una de esas películas románticas. Los galanes de turno pueden variar desde chicos de buena familia hasta tipos duros reconvertidos en almas sensibles y tú te lanzas de cabeza a los brazos de hombres variados. En el fondo sabes que no se puede cambiar a un hombre, pero alabamos tu instinto de superación, de supervivencia, tu tenacidad y tu pasión por la experimentación.

Como resulta de lo más tentador buscar culpables cercanos a este cúmulo de equivocaciones sentimentales, le ha tocado el turno a papá. Dicen los expertos en el amor que el padre es el primer referente de pareja que tenemos en la infancia y que con ese material trabajamos. Ya sea por admiración o por rechazo, la figura de tu padre está tan presente en tus elecciones amorosas que puedes ir a pedirle cuentas en este examen de conciencia amorosa.

Llegarás a un punto en que tú misma asumas la culpa de tus errores con los hombres, pero no nos gusta el sentimiento de culpabilidad que produce saber que te has equivocado, así que desecha enseguida ese pensamiento y ponte a buscar más culpables a tu alrededor, como tus amigas locas, tus hermanas o la propia sociedad. Pero no te demores en la búsqueda de culpables porque te queda un largo camino por recorrer en la búsqueda de nuevos candidatos.

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