Mujeres y hombres, una cuestión de confianza
Yo confiaba ciegamente en mi novio. Cuando mi familia, mis amigos y más de un conocido me alertaba de su posible infidelidad con su compañera de trabajo yo levantaba la cabeza orgullosa y decía que ellos no le conocían como yo, que él era incapaz de hacerme eso. Lógicamente la historia terminó como todos (excepto yo) habían vaticinado. Pero nunca dejaré de creer en las relaciones entre mujeres y hombres, porque la pareja es una cuestión de confianza.
El amor en confianza
Cuando dos personas deciden empezar una relación son lógicas ciertas sospechas o incertidumbres porque aún no conocemos demasiado al otro. Y es lícito indagar en su pasado, preguntándole directamente a él para saber cómo ha sido su vida antes de que irrumpiéramos en ella. De ahí a llevar a cabo investigaciones dignas del mejor detective privado va un mundo.
Habitualmente se dice que una pareja se basa en la comunicación, algo que es extremadamente difícil de conseguir por esa inapetencia verbal masculina. Así que si decidimos basar nuestra relación en algo distinto y más asequible, que sea en la confianza. Porque no se puede vivir un amor en la desconfianza, porque la relación no avanza entre sospechas y porque no merece la pena angustiarse antes de tiempo. Si tu pareja va a serte infiel, llora en el momento, no antes de que ocurra.
Pero no es solo la infidelidad lo que provoca las sospechas en la pareja. Que si me quiere, que si ha perdido el interés, que si no se esfuerza...y nos volvemos locas buscando los motivos de su cambio de actitud. Una cosa está clara, si él quiere hablar, hablará. Pero como lo más seguro es que no lo haga, tú tendrás que gestionar tu propia desconfianza.
Gestionar la desconfianza en la pareja
Hay distintas formas de gestionar la desconfianza y ninguna de ellas pasa por revisar su teléfono móvil, descubrir su contraseña o husmear en su perfil en las redes sociales. Porque eso no es desconfianza, es invasión de su intimidad. No falta quien pretende calmar sus dudas, preguntando directamente a su pareja, algo que suele terminar inevitablemente en una discusión.
Una de las opciones más utilizadas para gestionar la desconfianza es callarse y hacer como si nada te preocupara. Esta actitud es un arma de doble filo, porque si eres capaz de ignorar las vocecitas de tu cabeza que te dicen que algo va mal, podrás continuar adelante. Sin embargo, si no logras callar esas vocecitas, con el tiempo se multiplicarán y te harán ver muchos motivos más de desconfianza de los que tenías al principio.
En definitiva, gestionar la desconfianza en la pareja es tremendamente difícil y pocas veces termina con saldo positivo. Así que mejor valora tu salud, emocional y física, y piensa si te compensa vivir en una guerra de engaños o supuestos engaños. Porque si en algún momento tu pareja se pasa al bando contrario, si deja de ser tu compañero para convertirse en enemigo, tristemente la desconfianza pasa a ser un motivo de ruptura.
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