Convivir antes de la boda, ¿sí o no?

Como el amor no tiene límites, tampoco podemos delimitar de una forma exacta cada etapa de la relación, pero sí es cierto que a veces es mejor ir paso a paso, no saltarse ninguna fase y tomarse las cosas con más tranquilidad para dejar que el tiempo haga su trabajo. Hablamos de convivencia y matrimonio, de ir a vivir juntos, ¿antes o después de la boda?

La convivencia antes del matrimonio

El objetivo de muchas parejas aún sigue siendo el matrimonio aunque cada vez más gente rechaza la idea de institucionalizar su historia de amor. Antes era impensable descubrir a tu pareja en todas sus facetas antes de la boda porque primero era casarse y después vivir juntos. Sin embargo, no parece el orden más apropiado cuando está en juego tu futuro sentimental.

Si invertimos el orden, es decir, ir a vivir juntos antes de pensar en boda, al menos tenemos garantizado que ese hombre no nos va a sorprender negativamente cuando se convierta en marido. La convivencia es del todo necesaria para conocer a la otra persona, para descubrir sus defectos y también sus virtudes y, sobre todo, para saber si existe compatibilidad.

Lógicamente el noviazgo es una etapa donde todo es felicidad, donde las mariposas aún revolotean en el estómago y mostramos nuestra mejor cara. El lado oscuro lo dejamos para cuando estamos a solas, en casa y puede que ese lado oscuro sea lo que finalmente decida si ese hombre merece la pena o no.

¿Cómo descubrir ese lado oscuro si no es en la convivencia? Una cosa es ser una adicta al amor, a la pareja y creer ciegamente en que el enamoramiento va a durar toda la vida y otra muy distinta dar un paso en la relación como el matrimonio sin saber exactamente qué o quién te vas a encontrar al otro lado de la cama.

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