10 cosas que te pasaban en el amor a los 20 y que ya no suceden a los 30

No se entienden igual las relaciones de pareja con una edad que con otra. Según nos vamos haciendo mayores vamos a aprendiendo más cosas del amor, aunque a veces parezca que no. Estas son algunas cosas que te pasaban en el amor a los 20 y que ya no suceden a los 30.

Cosas del amor que se quedaron en los 20 años

Aunque a veces te veas a ti misma como una adolescente que no ha aprendido nada del amor a pesar de los años, no es cierto. La experiencia amorosa está ahí, en algún rincón de tu mente. Pero el tiempo pasa y ahora hay algunas cosas que no te suceden ni por casualidad.

1 Lo querías, lo tenías. Hay que reconocer que a los veintitantos si te gustaba un chico, lo conseguías seguro. No sabemos qué pasa, pero con el paso de los años las herramientas de conquista se oxidan y cuesta mucho más.

2 Las rupturas se superaban antes. En la treintena una ruptura supone un auténtico drama vital, algo que con 20 años no ocurría. Unas lagrimitas, unas risas con las amigas y ya estabas lista para salir al mundo otra vez.

3 El príncipe azul era posible y esperado. Creces creyendo firmemente en el príncipe azul, ese que algún día llegará. Luego vas cumpliendo años y te das cuenta de que el príncipe ni ha venido ni se le espera.

4 Un clavo sacaba otro clavo. Existe una teoría muy popularizada acerca del desamor que a cada año que cumples pierde efectividad y no sabemos muy bien por qué. Se trata del clavo que saca otro clavo, una actividad en la que cada vez se confía menos.

5 Creías en el amor. Tanto daño como los cuentos infantiles han hecho las películas románticas para entender lo que es el amor. Al principio te lo crees, luego la experiencia te hace dudar.

6 Creías en la pareja. Lo mismo que con el concepto de amor ocurre con el concepto de relación de pareja. En la veintena creías que era posible llegar a un entendimiento con esa pareja; en la treintena te empiezas a plantear la soltería como sinónimo de felicidad vital.

7 El enamoramiento era una bendición. Con 20 años no temías al enamoramiento. Ese huracán de emociones era bienvenido y lo disfrutabas sin filtros. Sin embargo, a partir de los 30 años se empieza a considerar el enamoramiento como el inicio de un error garrafal del que te arrepentirás en los próximos meses.

8 Nadie te presionaba. Con pareja o sin pareja, daba igual porque estabas en la veintena. Tus tías no te preguntaban en las bodas de tus primas por tu supuesto novio y nadie esperaba de ti que aparecieras en las comidas familiares custodiada por tres churumbeles.

9 Tenías muy claro lo que querías. Hay que reconocer que en el amor se experimenta una especie de regresión. Con 20 años tenías más clarividencia y eras más coherente con lo que querías y con lo que no querías.

10 Había más pececillos en el mar. ¿Tenías más hombres para elegir a los 20 años que a los 30? Sí. Había más pececillos en el mar porque aún no habías seleccionado las especies dañinas de hombres tóxicos. Todo eran oportunidades en el amor.

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