Historia de amor y mentiras: un amor engañoso
Una historia increíble
Él tardó seis meses en confesarle que estaba casado. Seis meses de mentiras en los que ella estaba tan ciega de amor que ni siquiera intuyó el engaño. Pero le dio igual. Ella le amaba con locura y no iba a permitir que un error de comunicación diera al traste con su historia de amor. Así es como comenzó esta historia de amor y mentiras.
Mentiras típicas en el amor
Resultaba tan evidente para los demás, como perdonable para ella. Porque Susana había encontrado en Carlos al hombre perfecto, a la pareja ideal, a un amor para siempre. Y es que Carlos era cariñoso, romántico, apasionado, atento, detallista, educado, sexy...todas la virtudes personificadas en un solo hombre. Era algo difícil de conseguir, sin duda alguna.
El mayor inconveniente era que Carlos trabajaba demasiado, su empresa de informática le absorbía y muchas veces tenía que marcharse de viaje de negocios durante unos días. Pero el tiempo que pasaba con Susana era tiempo de calidad, tiempo de amor. A los seis meses llegó la explicación real de sus viajes de negocios. Sus viajes no eran de trabajo, sino de familia, porque Carlos estaba casado y tenía una casa en otra ciudad, no muy lejos de allí. Esa fue la primera mentira.
Una primera mentira que Susana perdonó sin ninguna duda porque se imaginaba el mal trago de estar casado con alguien a quien no amas, de enamorarte de nuevo y de la dificultad de explicarle a tu nuevo amor la situación real. Así que le perdonó sin reservas ya que él le aseguraba lo típico y lo tópico en estos casos.
Perdonar el engaño de amor
Mientras todos los amigos de Susana pensaban que había que estar muy loca para creerse las mentiras típicas del hombre casado, la excusa del matrimonio roto desde hace tiempo y la promesa de un divorcio inminente, Susana seguía embelesada con las atenciones de Carlos que sabía bien cómo compensar sus engaños. Ni un por un minuto se planteó que no fuera cierto que Carlos iba a divorciarse. Ni por un minuto dudó de que Carlos la quería y de que planeaba una vida juntos.
Así que siguió esperando más de dos años ese momento oportuno en el que Carlos y su mujer firmaran los papeles del divorcio. Y tampoco se planteó el motivo de que tardara tanto en producirse una separación de una pareja ya rota. Y mientras Susana iba perdonando y olvidando cada engaño, Carlos se crecía en cada mentira.
Pero cometió un error. Se imaginó que Susana seguiría adorándole para siempre, creyó que si le había perdonado tantas cosas, seguiría perdonándole hasta el fin de los tiempos. No fue así. Fue Susana la que rompió la relación el día que le vio tonteando con una amiga común. No había llegado a pasar nada pero, de repente, todos los perdones que Susana había reservado para Carlos, volvieron en forma de agotamiento. Y no quiso perdonar más.
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