Historia de amor verdadero: venciendo cualquier obstáculo
No es que Berta no hubiera vivido bonitas historias de amor, es que aún no había vivido esa historia de amor verdadero que pusiera fin a su carrera sentimental. Pero un buen día, se tropezó, literalmente con el amor de su vida. Nunca supo muy bien cómo ocurrió, el caso es un día caminaba por la calle cuando se tropezó con un chico de mirada verde y Berta acabó en el suelo.
Flechazo o encontronazo con el amor
El episodio no llegó a convertirse en una anécdota divertida porque Berta se dio cuenta que no podía andar, que se había torcido el tobillo y no iba a llegar al trabajo. Después de las disculpas de rigor por parte de ambos y con Berta todavía en el suelo porque no se podía incorporar, el chico de mirada verde y, ahora también, intensa, se ofreció a llevarla al centro de salud.
Él entretuvo a Berta para que se olvidara del dolor hasta que llegaron al centro de salud y, ya en la sala de espera, Berta le dijo que podía marcharse. Al fin y al cabo era un desconocido que no tenía ninguna obligación de quedarse con ella. Él se lo pensó un momento y se despidió. Había dado solo unos pasos cuando se volvió y le pidió a Berta su número de teléfono, para llamarla al día siguiente y preguntar por su tobillo.
De esta forma tan absurda empezó una historia de amor en la que Berta confió desde el principio por tener un comienzo tan diferente de las historias a las que estaba acostumbrada. Y así fueron pasando los meses Berta y su chico de mirada verde, intensa y, ahora también, cautivadora, envueltos en la embobada felicidad del amor del principio.
Obstáculos para el amor
Habían pasado unos pocos meses, aún estaban descubriéndose, conociéndose, observándose cuando entre ellos se interpuso un obstáculo de los que dejan huella. A Berta le diagnosticaron un cáncer por unas molestias que arrastraba desde hacía tiempo, desde antes de conocerle a él. La noticia cayó como una bomba, para romper la magia de aquél enamoramiento.
Berta pensó en alejarse de su chico, en no tintar de oscuro aquella historia de amor tan bonita que estaba viviendo. Pero el chico de mirada verde, intensa, cautivadora y, ahora también, protectora, se negó a dejarla sola. La estaba conociendo, es verdad, no tenía ninguna obligación, es verdad. Pero quiso quedase porque ya la amaba como no había amado a ninguna otra mujer.
Y Berta se dejó querer en el sufrimiento, y dicen que si superó tan rápido su enfermedad fue gracias a la mirada verde de su chico, que la llenaba de caricias, de risas y de besos, pero también de esperanza y de confianza. Fue entonces cuando realmente empezó esta historia de amor verdadero.
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