Historia de amor sin enamorarse: forzando el amor

Laura Sánchez, Filóloga

Sin duda Dani era el hombre adecuado. Atractivo, cariñoso, sensible y además estaba locamente enamorado de ella. Dani era su apoyo, su confidente, su cómplice, su amigo. Era su amigo desde hacía tantos años que Isa era incapaz de considerarlo desde otra perspectiva. Se esofrzaba para imaginarse vivir junto a él su mejor historia de amor, su historia de amor definitiva. Solo había un problema. Por más que intentaba enamorarse de él, no lo conseguía.

Amor y amistad

Dani había estado al lado de Isa en todos los momentos cruciales de su vida. Cuando suspendió los exámenes finales en la facultad y tuvo que esperar un año más para graduarse; cuando murió su padre en un accidente de coche, cuando su novio de toda la rompió el corazón engañándola con su mejor amiga. En los peores momentos Dani había servido de consuelo a Isa, la había ayudado a levantarse, la había dado fuerzas para sobrevivir.

No todo eran penas. Cuando Isa logró el trabajo que siempre había soñado, lo celebró con Dani. Él era su acompañante en todas las bodas y eventos familiares formando una pareja que todos pensaban que era ideal. Pero a Isa ni se le pasaba por la cabeza. Como tampoco se le pasó por la cabeza que pudiera estar dañando a su mejor amigo el día que le presentó con una sonrisa radiante al verdadero hombre de su vida, a Javier.

Tal vez Javier no era el hombre de su vida, porque a los dos años de relación dejó a Isa con el corazón destrozado, una vez más, cuando la dejó con una de esas excusas tan estúpidas que deberían estar penadas. Y ahí estuvo a su lado Dani, recomponiendo los pedacitos del corazón de esa amiga de la que desafortunadamente estaba locamente enamorado.

Forzar el amor

Las voces que rodeaban a Isa la convencieron para dirigir su atención a ese amigo incondicional, tan interesante, tan equilibrado, tan loco por ella. Y ella, que ya estaba cansada de frustraciones sentimentales decidió darse un respiro y apostar por esa estabilidad amorosa que siempre había querido. Y se propuso a amar a Dani. Y empezó una relación con Dani.

Todos aplaudieron la unión de esos amigos que habían vivido juntos tantas experiencias. Todos envidiaban a esa pareja que se entendía tan bien, que se compenetraba a la perfección, que se quería tanto, desde siempre. Nadie parecía fijarse en que tanto Dani como Isa iban perdiendo la sonrisa. Dani porque sabía que Isa no estaba enamorada de él. Y nunca iba a estarlo. Isa porque sabía que no estaba enamorada de él. Y nunca iba a estarlo.

Pero eso no impedía que hicieran buena pareja, así que dieron un paso más y se pusieron a organizar su boda. Fue una semana antes del enlace cuando sucedió lo inevitable. Javier, aquel supuesto amor de su vida, llamó a Isa para decirle que se había equivocado, que no podía vivir sin ella y que no lo hiciera. Que no se casara. Isa creyó morir y colgó el teléfono entre lágrimas. Porque ella tampoco le había olvidado, ni lo haría nunca.

Y la verdad es que nunca logró olvidar a Javier y nunca logró enamorarse de Dani. Pero siguió adelante con la boda para construir un futuro junto al hombre ideal, junto al hombre que amaba pero del que no estaba enamorada.

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