Historia de amor entre hermanos: siempre juntos

Laura Sánchez, Filóloga

Manuel veía cómo su hermana Sara iba desapareciendo y él no podía hacer nada por impedirlo. O no sabía. Buscaba la fórmula para alejarla de aquel hombre tóxico con el que ella creía que estaba viviendo una hermosa historia de amor, cuando en realidad estaba metida de lleno en una historia de terror. ¿Cómo ayudar a su hermana?

Carencias afectivas en familia

Sus padres habían dado el visto bueno a la relación de Sara porque desaprobaban totalmente la conducta sentimental de su hija antes de que apareciera aquel hombre en su vida. Hasta entonces Sara había vivido relaciones esporádicas que nunca terminaban de cuajar. Y por fin había encontrado a un hombre que la sujetaba. Así lo veían sus padres.

Sin embargo, su hermano Manuel veía otra cosa muy distinta. Sara vivía en una relación tóxica, una vez más, que no era sino el resultado de esas carencias afectivas que ambos arrastraban desde la infancia. Él había tenido suerte, había encontrado una mujer que le había enseñado a amar. Pero su hermana no acaba de encontrar su sitio en el amor.

Sara estaba tan cansada de acumular rupturas, Sara se sentía tan culpable por no poder mantener una pareja estable, Sara sabía que sus padres nunca estarían orgullosos de ella. Así que cuando conoció a aquel hombre pensó que por fin podría reproducir el esquema de sus padres. Tal vez así se sintieran orgullosos de ella. Tal vez así desaparecería la culpa que la mortificaba.

El amor de un hermano

Y efectivamente, sus padres estaban muy orgullosos. Un hombre como es debido, fuerte, decidido, seguro, capaz. Pero Manuel veía que la fuerza aquel hombre residía en su agresividad, que estaba decidido a controlar la vida de su hermana, que su seguridad se reforzaba en forma de violencia y que era muy capaz de convertir a su hermana en una preciosa compañía y una dócil sirvienta.

Unos meses después de empezar su relación, Sara dejó su trabajo para ayudar en el negocio de aquel hombre que ahora era su pareja estable. También dejó sus clases de violín porque no tenía tiempo para tonterías. Y también vendió el violín porque hacía más falta el dinero. Unos meses después de empezar su relación, Sara dejó de ir a comer los sábados a casa de su hermano, rompiendo así una tradición que duraba años y que reforzaba la unión y el amor de los hermanos.

Manuel veía claramente la jugada. No iba a permitir que su hermana se quedara sola, no iba a permitir que desapareciera. Así que era él el que iba a comer a casa de su hermana. Escondía las náuseas que le producía aquel hombre y acudía cada sábado. Fue un sábado cuando todo cambió. Manuel llegó a casa de su hermana y vio los golpes por todo su cuerpo. No hubo preguntas. Manuel preparó las maletas para Sara y se la llevó a su casa. Empezaría una nueva vida, pero no lo haría sola.

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