Historia de amor de Carla Bruni y Nicolas Sarkozy: la celebrity y el presidente

Laura Sánchez, Filóloga

El amor no deja de sorprendernos con aquellas historias de amor que un día fueron tildadas de marketing, estrategia, conveniencia o interés y que con el tiempo se han ido consolidando como relaciones estables capaces de hacer frente a todo. Por eso no gusta esta historia de Carla Bruni y Nicolás Sarkozy, porque aunque sus protagonistas nos hagan más o menos gracia, no podemos de dejar de admirar el empeño que han puesto en darle credibilidad a su amor.

Amor o espectáculo en la política

Él era el presidente de Francia, con un gran apoyo popular gracias a su carisma y a una forma diferente de actuar, más natural y espontánea de la que cabe suponer a cualquier dirigente político. Su vida personal le daba por entonces algún disgusto a su imagen política, ya que su divorcio en los inicios de su mandato supuso cierto escándalo. Pero esa imagen política iba a quedar aún más deteriorada cuando rehízo su vida sentimental. Él era Nicolás Sarkozy.

Ella era modelo, cantante, celebrity...bueno, ella era una mujer espectacular, liberal, progresista, de tendencias izquierdistas al modo de esos personajes bohemios que gustan de vivir en la grandeza mientras alaban las bondades de la sencillez. Ella era una mujer con un conocido historial sentimental en el que se incluían figuras como Mick Jagger, Kevin Costner o Donald Trump. Una mujer que conseguía lo que quería sin importarle lo que dijeran los demás. Ella era Carla Bruni.

Y entonces, un buen día, estas dos personalidades tan carismáticas se conocieron, se gustaron, se sedujeron y decidieron estar juntos. Pese a quien pese. Hubo quien pensó que era una estrategia de marketing para aumentar la popularidad del presidente francés, pero lo cierto es que su relación con Carla Bruni no hizo sino perjudicarle en ese aspecto. También hubo quien pensó que era Carla Bruni la que se estaba aprovechando de las influencias de Sarkozy para relanzar su carrera, en este caso, musical.

Amor a pesar de todo

Pero el caso es que ellos se pusieron el mundo por montera, compartían viajes, vacaciones, románticas cenas...algo que no estaba bien visto en Francia, en donde nunca antes la vida privada de un político había sido tan pública. Desventajas de enamorarse de una celebrity. Eso debió pensar Nicolás Sarkozy, pero siguió su relación con aquella mujer le tenía totalmente fascinado.

Si en algún momento la vida política influyó en la relación de Bruni y Sarkozy fue en la decisión de su boda. Carla Bruni no era de esas mujeres que necesitaban pasar por el altar para dar consistencia a su relación. Sin embargo, los viajes oficiales a otros países se hacían imposibles para el presidente acompañado de su novia. Mucho mejor si quien le acompañaba era su esposa. Debió ser por eso que la boda se celebró al poco de comenzar la relación.

Ajenos al descontento que esa relación creaba en la clase política francesa e internacional, ellos apostaron por su relación que cada vez se ve más estable, más feliz, más envidiada. Sarkozy ya no es el presidente de Francia y Carla Bruni ya no es la primera dama. Ahora Sarkozy es el marido de una Carla Bruni a la que poco a poco se empieza a considerar como una verdadera artista.

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