Carta de amor con retraso: un mensaje de amor recibido 40 años después

Laura Sánchez, Filóloga

Manuel era un joven estudiante de medicina cuando se enamoró perdidamente de Ana. Se trató desde el principio de un amor imposible por unos cuantos escalones de clase social que les separaban. Se conocieron un verano cuando la adinerada familia de Manuel se instaló unos meses en un pueblo perdido del interior para ejercer un poco de caridad.

La juventud de Manuel y Ana no entendía de diferencias de estatus y se enamoraron con la fuerza de los amores prohibidos. El verano fue largo, intenso y pasional, pero en cuanto las familias se enteraron, cortaron la historia de amor de raíz. Infundieron el veneno entre los amantes, que se enzarzaron en una discusión llena de reproches y malentendidos. Y cuando quisieron resolverlo, cuando cada uno por su cuenta decidió que era más importante el amor, ya era tarde. Manuel ya había vuelto a su residencia de estudiantes y la familia de Ana tenía planes para ella.

Así, Ana le envió a Manuel una carta de amor llena de perdón, emoción y esperanza. Una carta que podría haber cambiado el destino de ambos si no hubiera llegado a la residencia de estudiantes con 40 años de retraso. La carta, que llegó al domicilio de Manuel gracias a la búsqueda incansable de un empleado de la residencia, llegó, sin lugar a dudas, muy tarde.

Una carta de amor de hace muchos años

Querido Manuel:

Siento tanto que te hayas ido así, que estuviéramos enfadados y no pudiéramos siquiera despedirnos. En estos días en que me has faltado me he dado cuenta de que aquella discusión fue un error. Caímos en la trampa, de tus padres y de los míos. Pero no voy a permitir que se salgan con la suya porque te quiero hasta la muerte.

Solo espero que no sigas enfadado, te pido perdón por todas aquellas cosas horribles que te dije. Que nos dijimos. Hoy estoy más convencida que nunca de nuestro amor, así que estoy dispuesta a todo por ti. Sé que va a ser difícil, sé que nos costará luchar contra tu familia, pero tú me lo dijiste: juntos pese a quien le pese. Y yo estoy dispuesta.

Mi familia ha decidido alejarme de aquí. Nos marchamos del pueblo para instalarnos en el sur en casa de mis tíos. Será el 25 de julio a las tres de la tarde cuando hagamos transbordo para coger el tren que va al sur. Ven a buscarme, por favor. No me costará nada no coger ese tren, pero tienes que estar allí, porque si no, estoy perdida. ¿A dónde iría?

Si no estás, entenderé que sigues enfadado, entenderé que has elegido la vida que tu familia quiere para ti. Lo entenderé así y lo aceptare. Pero algo me dice que vas apostar por nuestro amor verdadero, que vas a apostar por mí. Es por eso que te quiero hasta la muerte.

Te espero en la estación, amor.

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