La esposa y los hijos de Luis Suárez, los mejores apoyos del futbolista

Luis Suárez y su mujer, Sofía Balbi, ya no pueden ser más felices. Todos sus sueños como pareja se hacen realidad con el fichaje del uruguayo por el Barça.

La llegada a la ciudad condal pone fin a una carrera que comenzaron Luis y Sofía tienen cuando eran adolescentes.

Desde que el futbolista viese por primera vez con 15 años a su actual mujer, está enamorado de ella. Él era un chico de barrio humilde y que comenzaba a dar sus primeros pasos dentro del fútbol. Ella, sólo una niña de 13 años que había puesto sus ojos en un joven, que según le decían, no le convenía.

Empezaron a salir allá en Uruguay, pero un año después, las necesidades de la familia de Sofía provocaron una separación que duró varios años. Ella comenzó a residir junto a sus padres en Cataluña y él la prometió que llegaría a Europa para volver a estar junto a ella, y así lo consiguió.

Comenzó recalando en el FC Groningen holandés, pero la distancia seguía siendo mucha, por lo que convenció a Sofía para que se marchara a vivir con él. La presencia de su gran amor hizo que su rendimiento se disparara hasta que llamó al atención del Ajax de Ámsterdam, el equipo más importante del país.

En la capital comenzó su ascenso personal y profesional hasta convertirse en el hombre que hoy es. Se casó en 2009 en Holanda y también en Uruguay. En 2010 consiguió pasar de los 100 goles anotados con el Ajax y además nació en Barcelona su primera hija, Delfina.

Un año después, uno de los más grandes equipos de la historia, el Liverpool, decide incorporarle a sus filas. En Inglaterra triunfa hasta ser nombrado uno de los mejores futbolistas de la competición. En 2013 nace su segundo hijo, Benjamín, y meses después se hace oficial su fichaje por el Fútbol Club Barcelona.

Sofía Balbi, su mujer, su gran apoyo en los malos momentos

Toda esta carrera personal y profesional de ensueño no se libra de varios oscuros. Los más destacados, sus sanciones por morder a contrarios.

No es un jugador agresivo dentro del campo, pero ha repetido tres veces un error que ha condenado su reputación.

La primera vez que lo hizo fue jugando en Holanda, el uruguayo mordió en el hombro a un contrario hasta hacerle sangrar y fue sancionado con siete partido sin jugar. Se arrepintió una y mil veces de su acción pero volvió a hacerlo en 2013 cuando mordió en el brazo a Ivanovic, jugador del Chelsea. En esta ocasión le sancionaron con 9 partidos.

Parecía que nunca más recaería, pero en el Mundial de Brasil 2014, Giorgio Chiellini, jugador de Italia, terminó un partido con la marca de los dientes del uruguayo en su hombro. Ahora, Luis se enfrenta a una de las sanciones más fuertes de la historia del fútbol -cuatro meses sin poder entrar a un campo de fútbol- mientras que el Barça reza por que se le rebaje la sanción.

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