13 significativos poemas sobre la paz: poesías de armonía para reflexionar

Las más hermosas poesías sobre la paz

Sandra Llorente, Periodista
En este artículo
  1. Bellos poemas que hablan sobre la importancia de la paz

La poesía es siempre una de las manifestaciones más sensibles acerca de los deseos y anhelos humanos. Por eso, durante generaciones poetas y poetisas han transformado sus pensamientos acerca de los sentimientos humanos más profundos en letras que tocan el alma. Uno de esos temas trascendentales que a todos nos preocupa es la paz. La paz en todas sus acepciones: la paz entre países, la paz mundial, la armonía entre las personas, el silencio en paz, la quietud o la paz espiritual.

La paz es un estado necesario para la humanidad, por eso hoy en Diario Femenino queremos dedicarle un hueco especial. Para ello, hemos reunido 13 significativos poemas sobre la paz, poesías de armonía de todos los tiempos para reflexionar sobre el significado más profundo de la paz. ¡Sigue leyendo!

Bellos poemas que hablan sobre la importancia de la paz

1 Paz - Rafael Alberti

Un grito a la paz del poeta español de la generación del 27 Rafael Alberti, quien vivió la Guerra Civil española y tuvo que exiliarse durante casi cuarenta años en diferentes países. Tras vivir en Francia, Argentina, Chile e Italia, por fin en 1977 pudo regresar a su país de origen, tras la muerte del dictador Francisco Franco y la restauración de la democracia en el país. Alberti escribió varios poemas sobre la paz, uno de ellos fue este grito a la paz, una súplica por la vida en paz, la vida en la luz.

¡Paz, paz, paz! Paz luminosa.
Una vida de armonía
sobre una tierra dichosa.
Paz sin fin, paz verdadera.
Paz que al alba se levante
y a la noche no se muera.

2 En Paz - Amado Nervo

El poeta mexicano Amado Nervo nos dejó estos bellos versos para la posteridad. Versos que nos hablan sobre la paz interior, la paz de la vida, fundamental para sentirnos bien con nosotros mismos. ¿Estamos en paz con la vida? Es una pregunta trascendental que alguna vez debemos hacernos para saber cuál es nuestro camino a seguir.

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje la miel o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.
...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!
Hallé sin duda largas noches de mis penas;
mas no me prometiste tú sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

 3 Solo tres letras - Gloria Fuertes

Este poema de la querida escritora y poeta española de la llamada Generación del 50 es quizás uno de los mejores para enseñarles a los más pequeños el significado de la paz. Pero también es un canto a la inocencia, fundamental para el mantenimiento de la paz humana. ¿Qué es la paz? Gloria Fuertes dice que es el amor del pueblo, la imaginación de un mundo mejor y la inocencia de un niño. Adoramos este maravilloso poema. 

Solo tres letras, tres letras nada más
solo tres letras para siempre aprenderás.
Solo tres letras para escribir PAZ.
La P, la A y la Z, solo tres letras.
Solo tres letras, tres letras nada más,
para cantar PAZ, para hacer PAZ.
La P de pueblo, la A de amar
y la Z se zafiro o de zagal.
(De zafiro por un mundo azul,
de zagal por un niño como tú). 

4 Mensaje de Juan Panadero al Congreso Mundial por la Paz - Rafael Alberti

En plena posguerra mundial Rafael Alberti publicó Coplas de Juan Panadero, un poemario social y político con el que Alberti reflejó el dolor y sus sentimientos desde el exilio, a través de la figura de un personaje llamado Juan Panadero. Uno de sus poemas es este, 'Mensaje de Juan Panadero al Congreso Mundial por la Paz', en el que el poeta pide paz al mundo, en todas sus manifestaciones. Un fantástico poema con el que reflexionar sobre los diferentes significados profundos de la paz, desde la paz de un océano en calma, pasando por la paz en el hogar, hasta la paz entre los pueblos, tan necesaria aún hoy en día.

Aquí estoy. Aquí ya estamos.
No tenemos cara. Somos
el planeta que habitamos.
Venid. No tenemos nombre.
Aunque todos respondamos
a una misma luz: el hombre. (...)
Matadnos. Nos mataréis.
Pero es más fuerte la vida
que la muerte que ofrecéis.
Y al fin correréis la suerte
de los que matando llegan
a darle a su vida muerte. (...)
¿Queréis la guerra? No iremos.
Con la paz entre las manos
por arma, os enterraremos
¡Paz al mundo! Corazones arrebatados y unidos
de millones y millones.
Paz para toda la gente.
Se abran y cierren los ojos
del día tranquilamente.
Paz en todos los hogares.
Paz en la tierra, en los cielos,
bajo el mar, sobre los mares.
Paz en la albura extendida
del mantel, paz en la mesa
sin ceño de la comida.
En las aves, en las flores,
en los peces, en los surcos
abiertos de las labores.
Paz en la aurora, en el sueño.
Paz en la pasión del grande
y en la ilusión del pequeño.
Paz sin fin, paz verdadera.
Paz que al alba se levante
y a la noche no se muera.
¡Paz, paz, paz! Paz luminosa.
Una vida de armonía
sobre una tierra dichosa.
Lo grita Juan Panadero.
Juan en paz, un Juan sin guerra,
un hombre del mundo entero.

5 El día que te besé… - Diane di Prima

La poeta neoyorkina de la generación beat, Diane di Prima, nos ha dejado este hermoso poema que habla sobre el poder del amor, quizás la única emoción que podría llegar a lograr la paz entre los seres humanos. Además, este poema habla de esa paz interior que se encuentra cuando el amor llama a nuestra puerta de forma genuina, un amor que puede romper barreras e incluso llevarte a un estado de ensueño en el que la paz en la Tierra es posible. Nos encanta este fantástico poema, ¿y a ti?

El día que te besé, la última cucaracha
se murió. Las Naciones Unidas
abolieron todas las cárceles. El Papa
admitió a Jean Genet como miembro
del Colegio de Cardenales. La
Fundación Ford, con gasto enorme,
reconstruyó la ciudad de Atenas.
 El día que hicimos el amor, el dios Pan
volvió a la Tierra. Eisenhower dejó
de jugar al golf. Los supermercados
vendieron mariguana. Y Apolo leyó
poemas en el parque Union Square.
El día que retozaste en mi cuerpo
las bombas se disolvieron.

6 Tristes guerras - Miguel Hernández

Versos sobre la esencia de la felicidad, el amor y la comunicación. El poeta español Miguel Hernández quiso reflexionar sobre la vida y su significado, y sobre la tristeza que hay detrás de una vida en guerra, sin amor y sin conocimiento. Un poema corto y a la vez intenso, escrito con el conocimiento de quien vivió la Guerra Civil española, tras la que fue prisionero de guerra hasta su muerte por una enfermedad en prisión. Sí, la vida en guerra es demasiado triste, la vida en paz es a la que como seres humanos deberíamos todos aspirar.

Tristes guerras
si no es amor la empresa.
Tristes, tristes.
Tristes armas
si no son palabras.
Tristes, tristes.
Tristes hombres
si no mueren de amores.
Tristes, tristes.

7 Poema sobre la paz de Gandhi

Las palabras del líder pacifista Mahatma Gandhi inspiraron no solo a un país como India, sino también a generaciones póstumas en todo el mundo. Este poema habla esencialmente de la paz, de la paz interior que si todos buscáramos probablemente el mundo sería un lugar mucho mejor. Más seguro, menos violento y, sobre todo, en paz. ¿Qué pasaría si todos los humanos lleváramos a la práctica estos versos? Si nos esforzáramos por ser una mejor versión de nosotros mismos, puede que las guerras se acabaran.

Humildemente me esforzaré en amar,
en decir la verdad, en ser honesto y puro,
en no poseer nada que no me sea necesario,
en ganarme el sueldo con el trabajo,
en estar siempre atento a lo que como y bebo,
en no tener nunca miedo,
en respetar las creencias de los demás,
en buscar siempre lo mejor para todos,
en ser un hermano para todos mis hermanos.

8 Aparta de tus ojos... - José Zorrilla

El autor de Don Juan Tenorio, José Zorrilla, nos acerca a la paz espiritual con este bonito poema sobre la Virgen María y su mensaje de amor y paz. A su vez, en este poema se puede leer como una alegoría a la idea de lo femenino (representado en María) como esperanza para la paz, tanto espiritual como personal. A pesar de que el poeta del romanticismo siempre fue un ferviente religioso, su vida muestra que quizás no encontró la paz espiritual que anhela en este poema, una vida marcada por las deudas, matrimonios fallidos e incluso negocios turbios como la venta de esclavos en Cuba.

Aparta de tus ojos la nube perfumada
que el resplandor nos vela que tu semblante da,
y tiéndenos, María, tu maternal mirada,
donde la paz, la vida y el páramo está.
Tú, bálsamo de mirra; Tú, cáliz de pureza;
Tú, flor de paraíso y de los astros luz,
escudo sé y amparo de la mortal flaqueza
por la Divina Sangre del que murió en la Cruz.
Tú eres, oh María!, un faro de esperanza
que brilla de la vida junto al revuelto mar,
y hacia tu luz bendita desfallecido avanza
el náufrago que anhela en el Edén tocar.
Impela, oh Madre augusta!, tu soplo soberano
la destrozada vela de mi infeliz batel;
enséñale su rumbo con compasiva mano,
no dejes que se pierda mi corazón en él.

9 Aquel que en la paz por la guerra suspira… - Goethe

El naturalista, dramaturgo, novelista y poeta alemán ha dejado varias de las palabras más inspiradoras sobre la paz. Entre ellas, este pequeño poema que habla sobre la necesaria paz del alma, en la que la felicidad, la ingenuidad y la dicha siempre están presentes. Una de las frases que han quedado para la posteridad de Johann Wolfgang von Goethe es esta: "aquel que encuentra la paz en su hogar, ya sea rey o aldeano, es de todos los seres humanos el más feliz". Y es que para encontrar la paz hay que empezar por lo principal, nuestro interior y nuestro alrededor.

Aquel que en la paz
por la guerra suspira,
ya despedirse puede
del placer y de la dicha
de esperar que a las almas
ingenuas las anime. 

 10 Guerra - Miguel Hernández

En ocasiones, para hablar sobre la paz es necesario reflexionar sobre la guerra. Y este rotundo poema de Miguel Hernández nos acerca precisamente a esa cruda realidad que las guerras suponen. El poeta de la generación del 36 la vivió en sus carnes, la sufrió en su alma, y con estos versos acerca a quienes los leen hacia la destrucción y crueldad de las guerras. Por eso, vivir en paz es vivir por la paz.

Todas las madres del mundo
ocultan el vientre, tiemblan,
y quisieran retirarse
a virginidades ciegas,
al origen solitario
y el pasado sin herencia.
Pálida, sobrecogida
la virginidad se queda.
El mar gime sed y gime
sed de ser agua la tierra.
Alarga la llama el odio
y el amor cierra las puertas.
Voces como lanzas vibran,
voces como bayonetas.
Bocas como puños vienen,
puños como cascos llegan.
Pechos como muros roncos,
piernas como patas recias.
El corazón se revuelve,
se atorbellina, revienta.
Arroja contra los ojos
súbitas espumas negras.
La sangre enarbola el cuerpo,
precipita la cabeza
y busca un cuerpo, una herida
por donde lanzarse afuera.
La sangre recorre el mundo
enjaulada, insatisfecha.
Las flores se desvanecen
devoradas por la hierba.
Ansias de matar invaden
el fondo de la azucena.
Acoplarse con metales
todos los cuerpos anhelan:
desposarse, poseerse
de una terrible manera.
Desaparecer: el ansia
general, naciente, reina.
Un fantasma de estandartes,
una bandera quimérica,
un mito de patrias: una
grave ficción de fronteras.
Músicas exasperadas,
duras como botas, huellan
la faz de las esperanzas
y de las entrañas tiernas.
Crepita el alma, la ira.
El llanto ralampaguea.
¿Para qué quiero la luz
si tropiezo con tinieblas?
Pasiones como clarines,
coplas, trompas que aconsejan
devorarse ser a ser,
destruirse piedra a piedra.
Relinchos. Retumbos. Truenos.
Salivazos. Besos. Ruedas.
Espuelas. Espadas locas
abren una herida inmensa.
Después, el silencio, mudo
de algodón, blanco de vendas,
cárdeno de cirujía,
mutilado de tristeza.
El silencio. Y el laurel
en un rincón de osamentas.
Y un tambor enamorado,
como un vientre tenso,  suena
detrás del innumerable
muerto que jamás se aleja.

11 Esta paz anodina - Antonio Cabrera

A veces, la falta de los que amamos nos imbuye en una falta de paz, en una paz insignificante, anodina, que no nos deja ver la belleza de la vida. El duelo es uno de los momentos vitales de la vida en el que hay que aprender a estar en paz de otra manera, poco a poco, con paciencia y aceptación, hasta que el tiempo determine cuándo por fin podremos volver a sentir felicidad.

A menudo me observo
y aprecio en mí tu falta,
un vacío que borra mi relieve,
que pacta con los días esta paz anodina.
Entonces, nada pienso, nada sé.
Te llamo alma, con un cuidado extremo.
y escojo esta palabra para hacerte presente,
para magnificar tu ausencia entre las cosas
que han brillado en el centro de otras cosas menores
y me ofrecen ahora su palidez, la cera
derrotada de lo que tuvo vida.
Son las horas sin luz,
los días sin asombro ni memoria,
tiempo impávido, cuando
las únicas noticias de mí son estos pobres
mensajes de mi cuerpo,
el que todo lo ignora,
ese tibio volumen que avanza y parpadea
cargado con la necia metafísica
de su respiración.

12 Si todos los políticos se hicieran pacifistas… - Gloria Fuertes

En este fabuloso poema, Gloria Fuertes imagina un mundo en paz, aquel en el que quizás los políticos fueran pacifistas, aquel donde no haya amos y donde el partido a seguir sea el de la paz. Un mundo en donde la pobreza disminuyera y donde las personas fueran libres. La poeta en estos versos apela a algo básico del ser humano: la esperanza. Y es que imaginar un mundo mejor es el primer paso para que pueda lograrse, ¿no crees?

Si todos los políticos
se hicieran pacifistas
vendría la paz.
Que no vuelva a haber otra guerra,
pero si la hubiera,
¡Que todos los soldados
se declaren en huelga!
La libertad no es tener un buen amo,
sino no tener ninguno.
Mi partido es la Paz.
Yo soy su líder.
No pido votos,
pido botas para los descalzos
-que todavía hay muchos.

13 Los Justos - J.L.Borges

¿Qué podemos hacer por la paz? En este poema el escritor y poeta argentino Jorge Luis Borges nos invita a darnos cuenta de que la paz se logra con el día a día, con una vida de buenas intenciones, de vivir la vida sin hacer daño a nadie, sin perjudicar a los demás. Y es que, como bien dice con sus versos, si nos centramos en esas pequeñas cosas maravillosas de la vida, entonces, estaremos salvando al mundo más de lo que imaginamos. Precioso poema, ¿verdad?

Un hombre que cultiva su jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
El tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.

¿Qué te parecen estos poemas sobre la paz? ¿A quién le dedicarías estas poesías de armonía para reflexionar? ¡Te leemos en los comentarios!

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