Tipos de apego y su impacto en las relaciones de pareja: ¿qué papel tienen?

¿Alguna vez te ha ocurrido que cuando discutes con tu pareja necesitas hablarlo en el momento y, si no lo haces, sientes un nudo en el estómago o una presión en el pecho?, ¿sientes que tu pareja, en cambio, se calla, se aleja o se va literalmente a la habitación cuando intentas hablar? A menudo vivimos todas estas situaciones de conflicto sin darnos cuenta de que, tras esa urgencia de hablar las cosas o ese impulso de huir, está nuestro tipo de apego.

El apego, que se forma en la infancia a partir de la relación que tuvimos con nuestras figuras de cuidado principales, generalmente nuestros padres, influye de manera directa en cómo gestionamos las discusiones cuando somos adultos. ¿Conoces cuáles son los diferentes tipos de apego y su impacto en las relaciones de pareja?, ¿qué papel tienen? En Diario Femenino te contamos todo lo que necesitas saber.

Los diferentes tipos de apego y su relación con los conflictos de pareja

Para que lo veas más claro, vamos a describirte cada tipo o estilo de apego, algunas de sus características y ejemplos de situaciones que pueden resultarte familiares:

1 Apego ansioso

El apego ansioso se caracteriza por recibir cariño intermitente cuando somos niños. Los cuidadores a veces responden a las necesidades del pequeño, pero otras parecen ausentes. Esto lleva a desarrollar un profundo miedo al abandono.

¿Cómo se proyecta en la pareja?

Esta clase de apego puede manifestarse en adultos a través de una alta necesidad de aprobación y afecto, tendencia a la dependencia emocional y miedo irracional de que la pareja se distancie o deje de quererles. Suelen experimentar celos, ansiedad y una necesidad casi constante de "reasegurarse" de que la relación va bien.

Ejemplo: acabas de tener una bronca con tu pareja por algo aparentemente sencillo, como haber olvidado comprar pan. En vez de poder respirar y posponer la charla hasta un momento más tranquilo, tú sientes que necesitas aclararlo ya mismo. Te angustia tanto la idea de no hablarlo al instante que te duele el pecho, piensas que si no lo resolvéis de inmediato vas a perderle.

2 Apego evitativo

En este tipo de apego, durante la infancia, es común expresar emociones y sentirse ignorado o incluso reprochado por ello. Poco a poco, los niños con este tipo de apego, interpretan que es más seguro no mostrar vulnerabilidad.

¿Cómo se proyecta en la pareja?

Una persona con apego evitativo suele mostrarse muy independiente y algo fría emocionalmente, evitando la cercanía e intimidad. Tiende a huir de la vulnerabilidad y, aunque desee tener pareja, puede vivirla como una "pérdida de libertad".

Ejemplo: tu pareja te hace ver que estás distante, que hace días que no pasáis tiempo de calidad. Pero tú, en el momento en que notas la presión de hablar del tema, sientes ganas de marcharte de la habitación. Quizás has aprendido a "bloquear" tus emociones cuando alguien te reclama algo.

3 Apego desorganizado

Este tipo de apego está caracterizado por una infancia marcada por altos niveles de inestabilidad. El miedo y el amor se mezclan, y no se puede desarrollar un patrón estable de relación.

¿Cómo se proyecta en la pareja?

En la edad adulta, puede dar lugar a relaciones muy conflictivas y confusas, donde la persona siente simultáneamente el deseo de intimidad y el pánico a ser herida. Suele haber altos niveles de desconfianza, inseguridad y miedo al rechazo.

Ejemplo: discutes con tu pareja y, de repente, reaccionas de forma muy contradictoria. Le gritas a tu pareja que no la soportas más, pero a los dos minutos le pides perdón entre lágrimas y exiges su cercanía. El caos emocional es tan grande que ni tú misma entiendes tu conducta.

4 Apego seguro

En el apego seguro las figuras paternales o cuidadores responden de forma constante a las necesidades del niño, con coherencia y cariño.

¿Cómo se proyecta en la pareja?

Suele derivar en relaciones equilibradas, con una buena comunicación y una adecuada gestión de los conflictos. Las personas con apego seguro suelen ser más abiertas y confiadas, tanto con su pareja como con el entorno.

Ejemplo: hay un desacuerdo y sientes rabia, pena o preocupación, pero al mismo tiempo confías en que la relación es lo bastante sólida como para abordar el conflicto en un momento más oportuno. Te expresas con asertividad, propones hablarlo y eres capaz de escuchar la versión de tu pareja, de calmarte y de llegar a un punto medio.

Consejos clave para detectar tu tipo de apego

Ahora que ya conoces los distintos estilos de apego, quizá te preguntes cuál es el tuyo. No siempre es fácil identificarlo de inmediato, porque hay personas que combinan rasgos ansiosos con tendencias evitativas. Sin embargo, hay algunas señales que pueden ayudarte a saber cuáles son tus patrones:

+ Observa tus reacciones corporales ante los conflictos

Piensa en la última vez que discutiste con tu pareja o con alguien cercano. ¿Sentiste una presión en el pecho tan grande que necesitabas hablarlo en ese instante? ¿Notaste unas ganas irrefrenables de salir corriendo y no volver hasta que todo estuviera en calma? Si sueles notar una angustia creciente y el miedo a que la otra persona desaparezca, podría indicar un rasgo ansioso. Si, por el contrario, tu primer impulso es desconectarte o aislarte, quizá tengas una tendencia evitativa.

+ Revisa cómo te mostraste de niña cuando necesitabas ayuda

Recuerda alguna situación en tu infancia en la que necesitases consuelo: ¿solías recibirlo con consistencia o te encontrabas con respuestas ambiguas? Si tus padres te daban cariño una vez y luego te ignoraban a la siguiente, es probable que tuvieras una experiencia muy impredecible, que puede derivar en apego ansioso. Si aprendiste a no mostrar tu vulnerabilidad porque no servía de nada (o te exponías a reproches), es probable que desarrollaras un apego evitativo.

+ Identifica tus pensamientos automáticos en el amor

Cuando algo va mal en tu relación, ¿piensas enseguida que te van a dejar? (ansioso) ¿O, al revés, sientes que la otra persona te exige demasiado y te "invade"? (evitativo) Por otro lado, si sueles transitar por sentimientos muy contradictorios en poco tiempo, pasando de la rabia al llanto o a la euforia, tal vez experimentas rasgos desorganizados.

+ Haz memoria de cómo empezaron y terminaron tus relaciones anteriores

¿Siempre eliges el mismo perfil de persona? ¿Notas un patrón recurrente, como sentir mucha intensidad al principio enganchándote a la mínima muestra de afecto o, al contrario, distanciarte cuando el otro o la otra se acerca demasiado? Revisa la secuencia de tus relaciones pasadas puede darte pistas sobre tu estilo de apego.

+ ¿Cómo reaccionas cuando estás en calma?

A veces, un rasgo ansioso o evitativo se ve con más claridad en momentos de conflicto, pero ¿qué sucede cuando todo va bien? ¿Te permites disfrutar de la relación, o sigues con el runrún de que algo malo pasará (ansiedad)? ¿O quizá te cuesta ser cercana incluso cuando no hay discusiones (evitación)? Identificar cómo te comportas en los momentos tranquilos esto también te dará claves. 

Los estilos de apego no son una sentencia inamovible. Y sea cual sea tu apego, es perfecto. Ser ansiosa, evitativa o desorganizada no significa que estés "condenada" a tener relaciones caóticas o dolorosas. O que tener un apego sea mejor que otro. Al contrario, identificar tu apego es el primer paso para gestionar los conflictos de pareja de una forma mucho más saludable.

Ahora que ya conoces los diferentes tipos de apego y su impacto en las relaciones de pareja, sobre todo en los conflictos, es momento de comenzar a comprender mejor tus reacciones y las de tu pareja para una relación mucho más sólida y feliz. Y recuerda que, ante cualquier tipo de duda o discusión, puedes acudir a terapeutas de pareja especializados ya que serán quienes mejor te puedan ayudar, a ti y a tu pareja.

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