La Cascada de Basaseachi: leyenda mexicana de amor con final amargo

Una cascada en Chihuahua (México) que nació a raíz de una historia de amor triste

Azucena Zarzuela, Periodista
En este artículo
  1. Triste leyenda mexicana de amor
  2. Así nació la Cascada de Basaseachi en Chihuahua (México)

Las palabras amor y tragedia suelen ser las protagonistas de la mayoría de las leyendas mexicanas. Suspiros, anhelos, intrigas, belleza, destino y muerte son los ingredientes perfectos para meter en una coctelera, que bien agitada, crea mitos, los cuales, hoy en día siguen siendo transmitidos de generación a generación y constituyen pilares importantes y fundamentales de la cultura popular mexicana. Y es que, la tradición ancestral manda a la hora de explicar la creación del mundo.

Esta vez, en Diario Femenino, queremos contaros una leyenda mexicana de amor un poco triste: la Cascada de Basaseachi. Aviso: su final te dejará con un sabor un poco amargo... ¿Preparada?

Triste leyenda mexicana de amor

Hace muchos años, cuando los españoles aún no había cruzado el gran océano y no habían llegado a tierras americanas, en Chihuahua gobernaba el gran jefe Candameña. Amo y señor de la Alta Tarahumara, consiguió dar paz y prosperidad a su pueblo. Los días se sucedían y el bienestar reinaba. Sin embargo, el carácter inconformista de los hombres alimentaba sus aspiraciones. Quería crecer, ser más grande y poderoso. Y claro, la respuesta rápida para hacerse con más territorio siempre es la guerra. Mandó exploradores a los alrededores y tras estudiar varias estrategias sabía que la sangre se derramaría y muchos jóvenes morirían. No se atrevía a dar el paso que podía acabar en destrucción. Finalmente, la belleza de su hija le dio la respuesta: el amor es más poderoso que la guerra y además crea alianzas más estables y duraderas.

Basaseachi era una joven muy hermosa, tanto, que las nubes, a su paso, solían esconder al sol para que éste no pudiera dañar la blancura de su piel. Los que la conocían hablaban de que siempre olía a primavera y de que el viento jugaba con su cabello para ondularlo y darle brillo.

Su padre, Candameña, puso en venta su mano: su hija se casaría con algún importante heredero que sumara más tierras para su pueblo. Fueron muchos los pretendientes que acudieron a la cita. El casting se centraba más en la fortuna que los jóvenes pudieran aportar que en las virtudes personales que pudieran hacer de Basaseachi una mujer feliz. Era un simple negocio y mercadeo, pero eso sí, para acallar a la mala conciencia, iba envuelto con el celofán del amor.

Tras días y días de desfiles de pretendientes, solo cuatro consiguieron convertirse en firmes candidatos: Tónachi, el señor de las cimas; Pamachi, el hombre que viene de más allá de las barrancas; Areponápuchi, el de los valles verdes; y Carichi, aquel de las filigranas de la cara del viento. La decisión no iba a ser fácil. Por ello, Candameña ideó un yincana de pruebas, a cada cual más difícil. Y es que, entregar el amor de una hija no debe hacerse a la ligera.

Así nació la Cascada de Basaseachi en Chihuahua (México)

Extenuados y sin aliento en no pocas ocasiones, los candidatos poco a poco iban superando las pruebas. Ya sólo quedaba una por pasar. Y ésta, fue tan difícil, dura y peligrosa, que los cuatro jóvenes acabaron por encontrarse con la muerte. Fue así como la desolación inundó el corazón de Basaseachi, quien entendió que nunca podría desposarse y encontrar el amor de hombre. Por ello, hipnotizada por el dolor y la tristeza, subió a los altos cerros de la Alta Tarahumara para lanzarse al vacío.

Su padre, testigo directo de cuanto acontecía intuyó las intenciones de quitarse la vida de su hija. Y mientras la muerte se acercaba, Candameña ordenó al brujo del pueblo hacer un conjuro para que su hija no muriera. Poco tiempo había para pensar y reaccionar. No obstante, el brujo logró lanzar un hechizo sobre la joven dama cuando está separaba sus pies del suelo y volaba hacía el vacío.

Desde entonces, Basaseachi quedó convertida en una bella cascada de agua cristalina y profunda. Hoy sigue presente y viva fluyendo en libertad para deleite de un pueblo orgulloso y de un turista curioso. 246 metros de caída libre hacen de esta cascada permanente la más alta de México y está ubicada en lo alto de la Sierra Madre Occidental, dentro del Parque Nacional Cascada de Basaseachi desde 1981.

¿Conocías la leyenda mexicana de la Cascada de Basaseachi? ¿Conoces algún otro relato parecido? ¡Cuéntanoslo en los comentarios!

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