Cómo diferenciar amor de obsesión
Es perfectamente normal sentir una cierta obsesión por la persona de la que nos acabamos de enamorar. Todas sabemos los cambios físicos que se producen en nuestro cuerpo cuando conocemos a alguien que nos atrae mucho, cambios que vienen regulados por ciertas actividades cerebrales y que no podemos controlar.
Esto hace podamos llegar a pasar más del 90% del día pensando en nuestro amor, pero cuando no logramos avanzar hasta otra etapa y, pasado un tiempo seguimos obsesionadas por esa persona, hay algo que falla y que puede llegar a ser muy peligroso para la relación.
Obsesión por tu pareja
Cuando el amor atropellado y excesivo de los primeros tiempos se va sosegando, tenemos que empezar a adoptar una actitud diferente hacia nuestra pareja de forma que no se cuele en nuestra mente las 24 de horas del día para que podamos tener una vida plena. Porque disfrutar del amor no es pasar todo el día juntos, ni estar incapacitada para hacer otra cosa que no sea amarle. El amor más saludable es aquél que te permite mantener tu identidad propia.
Pero hay personas que no aman, sino que se obsesionan, y eso puede generar dificultades importantes tanto para la persona obsesiva como para el objeto de su obsesión. No hay enamoramiento que soporte un constante ir y venir de Whatsapps durante mucho tiempo. Las llamadas para recordarle que le echas de menos, también sobra una vez que os habéis ido a vivir juntos y exigirle la misma dedicación plena que te mostraba cuando os conocisteis tampoco es la mejor manera de que se sienta a gusto en esa relación.
De estos comportamientos que, si bien son obsesivos, son fácilmente controlables si tomamos conciencia de hasta qué punto pueden perjudicar la relación de pareja, se puede avanzar en el grado obsesivo hasta esas otras actitudes fiscalizadoras, absorbentes y totalmente asfixiantes que en ningún momento pueden ya confundirse con amor.
Obsesión peligrosa
Este tipo de obsesión viene a consecuencia de la inseguridad. La persona obsesiva tiene miedo de perder a su pareja y esconde sus temores e inseguridades en una actitud celosa, observadora, cargante, en forma de continuas llamadas, de revisar su smartphone, de investigar en sus redes sociales...un comportamiento paranoico que desemboca fácilmente en una ansiedad incontrolable y hasta en algún caso de depresión.
De lo que no se da cuenta esta persona obsesiva, es que es ella misma la que va a desencadenar aquello que más teme, que la persona que ama se aleje lo más posible. Hay que tener en cuenta que estas personas obsesivas esconden una serie de problemas emocionales, que probablemente arrastran desde la infancia, en forma de abandono, abusos o carencias afectivas.
Efectivamente existen personas más controladoras que otras, más seguras o más inseguras, más celosas, más confiadas y hay también quién está muy necesitado de atención. Pero cuando este comportamiento obsesivo está haciendo que tu pareja se plantee romper la relación, es el momento de observar si somos capaces de rebajar el grado de obsesión hasta convertirlo en amor sano o, si por el contrario, vamos a necesitar ayuda psicológica.
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