El botox cumple 21 años siendo el tratamiento estético por excelencia

Ana Van den Eynde
 Botox

El tratamiento estético más utilizado en España sigue siendo el botox, fármaco que estos días cumple 21 años y cuyas aplicaciones en nuestro país van dirigidas a la salud en un 50 por ciento, como son los casos de sudoración excesiva, migrañas, parálisis faciales, dolores crónicos, estrabismo y contracciones musculares. En cualquier caso, este fármaco que paraliza temporalmente los músculos es más conocido por la corrección de arrugas.

Según ha informado en una rueda de prensa el jefe de Dermatología de la Clínica Ruber, Ricardo Ruiz, "lo fundamental cuando se usa la toxina botulínica en estética es mantener la expresión de la persona. No se trata de quitar arrugas a toda costa".

Por su parte, la doctora Louann Brizendine, neuróloga de la Universidad de California, ha hecho referencia a la importancia de los gestos de la madre en el desarrollo emocional de sus hijos, preguntándose cuál será el efecto en los niños cuyas mamás se han quedado sin expresión por el uso indiscriminado de la toxina botulínica.

Diferencias entre culturas


El doctor Ruiz ha explicado que en la "cultura mediterránea" se valoran los gestos y los dermatólogos deben mantenerlos. Por ello, ha apostado por "no hacer caso de elevadas dosis de toxina que aparecen en muchos libros y artículos, ya que, además de producir resultados no naturales, aumentan el porcentaje de complicaciones".

El especialista ha confesado que a la hora de aplicar el botox se puede elegir entre la escuela mediterránea y la estadounidense, que emplea más dosis y menos puntos de inyección. "En la cultura americana no gustan nada las arrugas y las caras están sin expresión, planchadas", ha comentado, siendo éste un hecho que se puede constatar en los rostros de algunas actrices de Hollywood.

Ruiz ha argumentado además que, a medida que se va aplicando esta técnica, hay un efecto a nivel del sistema nervioso central que "va educando la musculatura". Se ha referido, concretamente, a un estudio realizado con unas hermanas gemelas en la que una de ellas estuvo diez años utilizando el botox en el rostro mientras que la otra no. Retirado el tratamiento, se comprobó que en la primera habían disminuido mucho las arrugas, lo que da muestra de que la musculatura aprende con la toxina botulínica a prevenir los gestos marcados de expresión.

Este fármaco, aprobado en Estados Unidos en 1989 para su uso en estrabismo, impide que el nervio dé la orden al músculo que debe contraerse y, una vez inyectado, se localiza en las terminaciones nerviosas que lo "inervan". Esta orden se hace a través de un neurotransmisor que se llama acetilcolina, cuya liberación impide la toxina botulínica, lo que a su vez evita la contracción muscular.

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