La princesa Letizia y Victoria de Suecia deslumbran en la cena previa a la Boda Real de Inglaterra
Lucieron looks espectaculares
Londres se viste de gala la noche previa a la Boda Real de Inglaterra, y es que la reina Isabel II ha organizado una cena a la que ha invitado a todos los representantes de las casas reales que asistirán al enlace, que suman cerca de 90. Los elegantes vestidos largos que han llevado las princesas reñirán con los elegidos mañana en la ceremonia.
La recepción diplomática que la Reina de Inglaterra y el Duque de Edimburgo han presidido en el Hotel Mandarin Oriental, situado frente a Hyde Park de un lujo exquisito, nos ha dejado ver modelos estilosos por doquier. El rojo ha sido uno de los colores que más se ha visto durante la noche, y el estilo de esta cena han sido los vestidos ajustados al cuerpo, con lazada en el pecho o a mitad de cintura, lo que estilizaba mucho más sus figuras.
Comenzando por Victoria de Suecia, que eclipsó al resto de las princesas con un vestido rojo pasión que bien podría haberse puesto mañana en la boda, si no fuera porque es largo. Acompañada de su marido, Daniel Westling, fue el centro de todas las miradas. Muy aparatosa para una cena fue la reina Margarita de Dinamarca, aunque la combinación del morado con el marrón no fue la esperada.
Tampoco estuvo especialmente acertada la reina Isabel II, que combinó a la perfección un vestido morado con adornos en plata, pero el corte no le favorecía en exceso, pues parecía más una túnica que un vestido. Completamente al contrario, la princesa Tatiana de Grecia llevó un vestido azul eléctrico de palabra de honor que encandiló a todos los presentes, incluido su marido, Nicolás, con quien contrajo matrimonio el pasado año.
Pero si hay que destacar a alguna de las invitadas a la cena, ésa sería sin duda Letizia Ortiz. Con un vestido gris palabra de honor de Felipe Varela, diseñador habitual ya de la princesa, parecía sacada de un cuento de hadas, más propia de una boda que de una cena de gala, pero igualmente arrolladora. Como siempre, y es que este modista hace de la futura reina de España una embajadora de la moda en toda regla. Eso sí, no se ha quedado sola en elegancia, pues el príncipe Felipe ha asistido con un esmoquin y pajarita, como todos los invitados.
Y los Príncipes de Asturias no desoyen a sus deberes como padres, pues mañana volverán corriendo a España para pasar junto a la infanta Sofía su cuatro cumpleaños. Menos de un día en la capital inglesa, pero doña Letizia no ha dejado indiferente a nadie.
La reina Sofía de Grecia fue otra de las que se puso un vestido de gala en toda regla, en tonos marrones, que dejó atónito a más de uno. Con amplia caída al suelo, y acompañado por un fular turquesa, la reina posó encantada junto al príncipe Felipe y doña Letizia. Aunque no era de extrañar, pues la reina siempre deslumbra en estas ocasiones.
Pero lo realmente sorprendente fue que Camilla Parker Bowles repitiera vestido. Sí, en una noche tan importante, la mujer del príncipe escogió el mismo modelo que lució en una gala en el Hotel Ritz en Madrid, a un concierto benéfico. Si bies es verdad que es respetable la austeridad en la Monarquía, resulta extraño en este caso que no se hiciera un traje a la altura de la ocasión.
Otra suerte puede que corra doña Sofía, y es que ella fue invitada antes que los príncipes, y por ello se aloja en el Hotel Claridges, mientras que los príncipes, que fueron invitados más tarde de palabra por el propio príncipe Carlos, dormirán en el Hilton Park Lane. El rey Juan Carlos I declinó la invitación, como hace siempre a las bodas reales, aunque hay quien acusa su rechazo a su delicada salud.
En primer lugar se publicó que el príncipe Carlos de Inglaterra no asistiría, ni tampoco su esposa Camilla Parker Bowles, a la cena previa al enlace, para pasar la noche en Clarence House con el príncipe Guillermo. Más tarde se especuló con que fueran a un cóctel antes de la cena, para dar la bienvenida a los invitados, y eso es lo que parece que finalmente ha sucedido. La prometida de Guillermo, Kate Middleton, tampoco ha querido ir para pasar su último día de soltera con su familia en el Hotel Goring, de cinco estrellas.
Todos los invitados deslumbrarán también mañana en la ceremonia religiosa que se celebrará en la Abadía de Westminster y en el almuerzo posterior en Buckingham Palace. Sin embargo, no podrán hacerlo en la cena, pues la pareja ha preferido que esa celebración sea más intima, y sólo han contado con las familias de los novios y sus mejores amigos.
La recepción diplomática que la Reina de Inglaterra y el Duque de Edimburgo han presidido en el Hotel Mandarin Oriental, situado frente a Hyde Park de un lujo exquisito, nos ha dejado ver modelos estilosos por doquier. El rojo ha sido uno de los colores que más se ha visto durante la noche, y el estilo de esta cena han sido los vestidos ajustados al cuerpo, con lazada en el pecho o a mitad de cintura, lo que estilizaba mucho más sus figuras.
Comenzando por Victoria de Suecia, que eclipsó al resto de las princesas con un vestido rojo pasión que bien podría haberse puesto mañana en la boda, si no fuera porque es largo. Acompañada de su marido, Daniel Westling, fue el centro de todas las miradas. Muy aparatosa para una cena fue la reina Margarita de Dinamarca, aunque la combinación del morado con el marrón no fue la esperada.
Tampoco estuvo especialmente acertada la reina Isabel II, que combinó a la perfección un vestido morado con adornos en plata, pero el corte no le favorecía en exceso, pues parecía más una túnica que un vestido. Completamente al contrario, la princesa Tatiana de Grecia llevó un vestido azul eléctrico de palabra de honor que encandiló a todos los presentes, incluido su marido, Nicolás, con quien contrajo matrimonio el pasado año.
La reina Sofía, fiel embajadora de la elegancia
Pero si hay que destacar a alguna de las invitadas a la cena, ésa sería sin duda Letizia Ortiz. Con un vestido gris palabra de honor de Felipe Varela, diseñador habitual ya de la princesa, parecía sacada de un cuento de hadas, más propia de una boda que de una cena de gala, pero igualmente arrolladora. Como siempre, y es que este modista hace de la futura reina de España una embajadora de la moda en toda regla. Eso sí, no se ha quedado sola en elegancia, pues el príncipe Felipe ha asistido con un esmoquin y pajarita, como todos los invitados.
Y los Príncipes de Asturias no desoyen a sus deberes como padres, pues mañana volverán corriendo a España para pasar junto a la infanta Sofía su cuatro cumpleaños. Menos de un día en la capital inglesa, pero doña Letizia no ha dejado indiferente a nadie.
La reina Sofía de Grecia fue otra de las que se puso un vestido de gala en toda regla, en tonos marrones, que dejó atónito a más de uno. Con amplia caída al suelo, y acompañado por un fular turquesa, la reina posó encantada junto al príncipe Felipe y doña Letizia. Aunque no era de extrañar, pues la reina siempre deslumbra en estas ocasiones.
Pero lo realmente sorprendente fue que Camilla Parker Bowles repitiera vestido. Sí, en una noche tan importante, la mujer del príncipe escogió el mismo modelo que lució en una gala en el Hotel Ritz en Madrid, a un concierto benéfico. Si bies es verdad que es respetable la austeridad en la Monarquía, resulta extraño en este caso que no se hiciera un traje a la altura de la ocasión.
El príncipe Carlos y Camilla Parker acuden al cóctel
Otra suerte puede que corra doña Sofía, y es que ella fue invitada antes que los príncipes, y por ello se aloja en el Hotel Claridges, mientras que los príncipes, que fueron invitados más tarde de palabra por el propio príncipe Carlos, dormirán en el Hilton Park Lane. El rey Juan Carlos I declinó la invitación, como hace siempre a las bodas reales, aunque hay quien acusa su rechazo a su delicada salud.
En primer lugar se publicó que el príncipe Carlos de Inglaterra no asistiría, ni tampoco su esposa Camilla Parker Bowles, a la cena previa al enlace, para pasar la noche en Clarence House con el príncipe Guillermo. Más tarde se especuló con que fueran a un cóctel antes de la cena, para dar la bienvenida a los invitados, y eso es lo que parece que finalmente ha sucedido. La prometida de Guillermo, Kate Middleton, tampoco ha querido ir para pasar su último día de soltera con su familia en el Hotel Goring, de cinco estrellas.
Todos los invitados deslumbrarán también mañana en la ceremonia religiosa que se celebrará en la Abadía de Westminster y en el almuerzo posterior en Buckingham Palace. Sin embargo, no podrán hacerlo en la cena, pues la pareja ha preferido que esa celebración sea más intima, y sólo han contado con las familias de los novios y sus mejores amigos.
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