Alberto de Mónaco y Charlene Wittstock se confiesan en Vogue antes de su boda

EFE
Alberto de Mónaco y Charlene Wittstock se confiesan en Vogue antes de su boda
El príncipe Alberto II de Mónaco, que se casará este sábado 2 de julio con Charlene Wittstock, se enamoró de la sudafricana por su sentido del humor, su sencillez y su forma de ser tan natural.

Así lo asegura el prometido en una entrevista publicada en el nuevo número de la edición estadounidense de la revista Vogue, del que la prensa estadounidense ha avanzado algunos extractos y en el que aparece un extenso reportaje fotográfico con la novia.

Alberto de Mónaco se enamoró del humor y la sencillez de Charlene Wittstock


"Me enamoré de su sentido del humor, su sencillez y la naturalidad con la que se relaciona con la gente", declaró el príncipe. "Para mí, Charlene Wittstock no puede estar más guapa que cuando luce natural, sin maquillaje y con el pelo recogido", añadió.

Durante la charla con la pareja se describe cómo el príncipe conoció a la que será su esposa cuando esta lucía un traje de baño.

La exnadadora, que representó a Suráfrica en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000, tomaba parte en un evento en Mónaco cuando llamó la atención del príncipe hace 10 años. "Fue increíblemente halagador", recordó. "Después de verme nadar, Alberto pidió permiso a mis agentes para una cita. Pasamos toda la tarde charlando y riendo", agregó.

Pero no fue hasta pasados cinco años, en diciembre de 2005, cuando los dos se reencontraron. "Me pidió salir oficialmente en el día de Año Nuevo. Nuestra primera aparición pública fue en los Juegos (Olímpicos de Invierno) de Turín, en febrero de 2006", comentó.

El deporte, el nexo de unión entre Alberto de Mónaco y Charlene Wittstock


Precisamente el deporte es el gran nexo de unión entre ambos, según reconoció. "Resultó claro que compartíamos las mismas pasiones; nos involucrábamos emocionalmente viendo a los atletas. El deporte es el común denominador de nuestras vidas", manifestó la sudafricana, quien se retiró de la natación profesional hace tres años tras una fractura en el tobillo.

Aun así, sigue entrenándose tres veces por semana, a menudo con su exentrenador olímpico, mientras trata de manejar toda la presión que supone dar un paso tan importante como el de su boda este sábado.

"A veces era algo insoportable", dijo sobre la soledad que ha vivido en ocasiones y los celos que han provocado su relación con el príncipe. "Me esforzaba demasiado por contentar a demasiadas personas y en ocasiones puse en peligro el sentido de quién soy", reconoció.

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