Tétrica leyenda mexicana: El árbol del vampiro y su verdadera historia
Una de las tumbas del Museo Panteón de Belén en México esconde un terrorífico misterio...
- La historia de Don Jorge, un vampiro en Guadalajara (México)
- Así nació el Árbol del Vampiro y su terrorífica leyenda
Cada vez es más frecuente encontrarse en las guías turísticas rutas recomendadas para visitar los cementerios más famosos de las ciudades. Y es que, si uno presta atención a los susurros y crujidos de sus piedras y de sus tumbas puede descubrir enterradas enormes historias que bien darían para escribir una gran novela.
¿Quién dijo miedo? Pese a lo tétrico que pueda parecer, la visita a un cementerio es una experiencia única que ofrece algunos de los escenarios con más encanto de cada ciudad, hasta el punto de que uno no sabe dónde empieza el campo santo y dónde el museo y el espectáculo. Sin duda alguna, el más visitado del mundo es el cementerio Perè–Lachaise (en París, Francia), un lugar que actualmente se ha convertido en un gran parque con más de un millón de calles donde uno puede encontrarse la tumba de Jim Morrison, de Oscar Wilde o de Edith Piaf.
Pero en este artículo, nuestros pies nos llevan al Museo Panteón de Belén, en Guadalajara (Jalisco, México), un campo santo que tan solo estuvo en funcionamiento 50 años. Compartiendo terreno con numerosas personalidades mexicanas descubrimos un árbol que nace y se eleva directamente de una tumba. El gusanillo del misterio se nos despierta ante esta imagen. ¿A quién pertenece esta tumba? ¿Cómo es posible que las raíces se hundan en la tierra hasta atravesar el sepulcro?
Para dar respuesta a nuestras preguntas y saciar nuestra curiosidad, los lugareños se prestan encantados a contarnos la leyenda mexicana del Árbol del Vampiro. ¿Vampiro han dicho? Esta nosotras no nos la perdemos. ¿Y tú? Mira, mira...
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La historia de Don Jorge, un vampiro en Guadalajara (México)
Nuestra historia se remonta a finales del siglo XIX cuando un extraño personaje, llamado Don Jorge, se trasladó a vivir a Guadalajara. De un color ceniciento siempre llevaba ropas negras que acentuaban su estado demacrado. Sin embargo, no era esto lo que más sorprendía a sus vecinos, sino el hecho de que nunca se le viera salir de casa durante las horas de sol. Y es que, su comportamiento extraño alimentaba el runrún de los rumores sobre nuestro protagonista, lo que hacía que no tuviera buena fama.
No solo su extraño aspecto y comportamiento era lo que ponía en vilo a la ciudad. Las alarmas también saltaron entre los vecinos porque desde que el forastero se instaló empezaron a descubrirse gatos muertos por las calles en los amaneceres. No presentaban síntomas de gran violencia ni desmembramientos, solo aparecían sin una gota de sangre en sus pequeños cuerpecillos y dos pequeñas incisiones en sus cuellos.
Sin encontrar una respuesta, el día a día de la ciudad continuaba con su ritmo. Pese a que el miedo estaba presente en los diferentes hogares, la parte más racional de sus habitantes trataron de pensar que se debería a algún tipo de enfermedad epidémica que afectaba a los mininos y no quisieron darle más importancia.
Pero el miedo y terror nunca duermen y saben perfectamente cómo recuperar la atención. A los meses, no sólo eran los animales los que aparecían exanguíneos, sino que la noche empezó a ser testigo de la muerte de los jóvenes. Al igual que los gatos, éstos eran descubiertos sin una gota de sangre en sus venas y presentaban las mismas marcas en sus cuellos que las de los animales.
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Así nació el Árbol del Vampiro y su terrorífica leyenda
Ya no había mucho que razonar: las desapariciones se producían por la noche, los cuerpos aparecían sin sangre y presentaban dos pequeños agujeros en el cuello. Un vampiro estaba en la ciudad.
Fue así como se decidió que había que dar caza al vampiro. La ciudad ideó un plan. Se servirían de un joven como señuelo para atraer a la bestia y ponerla presa. Dicho y hecho. El vampiro cayó en la trampa. Al atraparle, descubrieron que se trataba de Don Jorge, quien tan sólo hacía unos meses había llegado a la ciudad envuelto en la noche, a la que llenó de terror y tormento.
Tras consultar libros y a los más ancianos del lugar, descubrieron que la única forma de dar muerte a un vampiro es clavarle una estaca de madera en su corazón. Y así lo hicieron, no sin antes gritar Don Jorge que algún día llegaría su venganza. Y como eran gentes cristianas enterraron su cuerpo en una tumba del Panteón de Belén.
La sorpresa llegó al día siguiente. De la estaca que descansaba sobre el corazón del vampiro brotaron unas raíces que alcanzaron a romper la sepultura y elevarse en un hermoso árbol.
Actualmente, cerca siempre hay algún lugareño rondando para recordar a los turistas que el día en el que el árbol rompa por completo la lápida el vampiro levantará su vuelo en busca de nueva sangre fresca.
¿Te ha gustado la leyenda mexicana del Árbol del Vampiro? ¿La conocías? Recuerda que en Diario Femenino tenemos muchos más relatos inspirados en el folclore popular mexicano. Tan curiosos y aterradores como este... ¡No te los pierdas!
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