El vídeo mágico para dejar de llorar
"Estos japos están locos", suelta Mari Pili en la hora del cafecito, así, por las buenas. No es la primera vez que escucho esta frase salir de su boca. Pobres, pienso para mis adentros. Siempre que son noticia les regalamos ese 'bonito' calificativo; da igual si han inventado una máquina para viajar en el tiempo o si a uno de ellos le ha dado por enterrarse vivo disfrazado de cerdo. Los japoneses están locos, y punto.
"¿Qué han hecho esta vez?, pregunto sin ocultar mi falta de interés. "Han creado un vídeo que hace dejar de llorar a los niños". "A ver, explícame eso...", interviene Rosa. A ella estas cosas le encantan. A mí, para ser sincera, me aburren muchísimo. Sin embargo, lo que contó Mari Pili ayudó a que mi cabeza cogiese alas, aunque fuese en otra dirección.
"Pues se trata de un anuncio de caramelos que logra calmar a los bebés hasta el punto de que, al verlo, dejan de llorar. A parecer, la combinación de imágenes y música cuidadosamente seleccionada a un tono y con cambios de ritmo adecuados crean un estímulo para los reflejos de orientación del niño que..."
"¿Cuándo fue la última vez que llorasteis?", interrumpo. Confieso que hace tiempo que había desconectado, pero la conversación que trataba de sacar ahora me parecía muchísimo más interesante. "Ay, Anita, hija, pues yo qué se... ya no soy una niña", responde Mari Pili evidentemente ofendida no por la pregunta, si no por haber cortado su discurso.
"Piénsalo: ¿ayer, hace dos días, el domingo...? Seguro que alguna lágrima cayó esta semana", insisto. "Pues, ahora que lo dices... el domingo sí que me entró la llorera. No veas que bajón me dio sin motivo". "¿Y tú, Rosa?", sigo interrogando. "Yo este martes eché una lágrima que otra cuando llegué a casa, después de la bronca gratuita que me cayó de mi jefe, ¡con toda la razón del mundo! Digo la llorera, no la bronca." "Bueno, el martes yo también lloré un poquitito, no veas que dolor de regla tenía, de verdad que era insoportable", intenta convencernos Mari Pili. "Qué narices -interrumpe Rosa-, yo ayer me peleé con David y también le lloré un buen rato. Si no fuese tan guapo..."
¿Por qué las mujeres lloran tanto?
Vaya, que lloramos un día sí y otro no. O incluso un día sí y otro también. No voy a decir cuántos años tenemos, pero os aseguro que somos bastante mayorcitas. La cuestión es, ¿por qué lloramos tanto? Dolor, tristeza, enfermedad, trabajo, preocupación, ansiedad, desamor... Excusas tenemos de sobra. Pero, ¿son para tanto? Y otra cosa, ¿por qué los hombres no lloran ni la mitad? ¿Algunos de ellos, jamás? ¡Serán insensibles! Con lo que nos hacen llorar a nosotras...
"El japo ése debería de hacer otro vídeo para nosotras. ¿Te imaginas? Un vídeo para cuando nos pongamos a llorar como locas. Porque no sé vosotras, pero yo cuando empiezo no paro...". Gran idea la de Rosa: deberían inventar algo para matar esa puñetera hormona culpable de nuestra excesiva debilidad emocional materializada en forma de lágrimas.
Yo, de momento y por si las moscas, me guardé el famoso vídeo del 'japo' para el próximo momento que tuviese de debilidad incontenida. Al día siguiente, ya lo habíamos visto todas.
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