¿Mi hijo o mi marido pedófilo?
Estamos hartos de escuchar espeluznantes casos sobre niños acosados, explotados, maltratados, violados e incluso asesinados. Tanto, que ya ni nos estremecen como deberían. No hablamos de ciertos países de Asia u Oriente Medio donde parece hemos aceptado la normalidad de estos actos (si no, ¿por qué nadie hace nada?). No queremos asustar -o sí-, pero lo cierto es que hablamos de niños del pueblo de al lado, de nuestros vecinos, de nuestros propios hijos.
"¿Os habéis enterado de lo de Jorge Edwards?", anunció Mari Pili en la hora del cafecito. Premio Cervantes 1999 y actual embajador de Chile en Francia, acaba de confesar a sus 83 años que fue violado por el sacerdote de un prestigioso colegio religioso de Santiago donde asistía cuando apenas tenía 11 años. Nadie hizo nada. "Desgraciadamente, tiene que salir a la luz el caso de un famoso para que se nos abra la boca y se nos pongan los pelos de punta", concluyó indignada.
Otros casos de película
"Tampoco hizo nada la Organización Scout ante las miles de denuncias por abusos sexuales de sus líderes a niños entre 1965 y 1985 en Estados Unidos", añadió mi comprometida amiga Rosa. "Sí, perdona, sí que hizo algo: escubrirlos. Ahora, cuando salen a la luz los documentos casi medio siglo después, sólo queda archivarlos y pasar página".
Es inevitable que recordáramos juntas el caso de Fritzl, 'el monstruo de Amstetten' (Austria), quien mantuvo encerrada en el sótano de su casa a propia su hija, a quien violó sin cesar durante todos esos años hasta el punto de tener siete hijos con ella, tres a los cuales adoptó junto a su esposa. Lo que se queda grande para ser una novela de terror ocurrió hace sólo unos años por difícil que resulte hacerse una idea. Son muchos los que mantienen que su mujer lo sabía pero eligió seguir al lado de la 'persona' con la que se había casado. Por cierto, que el señor Fritzl se acaba de divorciar de ella porque no le iba a visitar a la cárcel. Sólo faltaba...
No hace falta ir a escuelas ni a campamentos de verano para ser una víctima potencial; a veces esto sucede 'en nuestra propia casa'. Cuidadores, amigos cercanos o incluso familiares han protagonizado repetidos casos de abusos sexuales tan aterradores como incomprensibles. ¿Cómo puede una madre tolerar que violen así la intimidad, la inocencia, la vida de su impotente hijo? Algunas no lo toleran y se pasan la vida fustigándose por no haber abierto los ojos. Pero otras los cierran. Antes, durante e incluso después, cuando su pequeño ya está muerto en vida, o sin vida.
¿Qué les pasa por la cabeza a estas mujeres?
"¿Qué les pasa por la cabeza a estas mujeres que encubren a sus parejas aunque sea a costa de la integridad física y psicológica de sus propios hijos?", reivindico. Miedo, amor, pena, sentimiento de culpabilidad... Son muchas las respuestas que encontramos, pero ninguna nos sirve.
Coincidiendo con el Día Universal de la Infancia queremos homenajear a la esposa de Rafael Prado, el monitor de natación y coordinador de campamentos juveniles del Samur Social de Madrid que acaba de entrar en prisión por abusar durante años de quién sabe cuántos menores a los que drogaba y grababa con una cámara. Una cámara que es la única testigo de lo que este pedófilo hacía a unos niños que, ajenos a lo que ocurría, adoraban a su verdugo por el día y eran violados por las noches.
La esposa de este salvaje ha sido quien le ha denunciado. Madre de un hijo en común y embarazada de otro, topó por casualidad con las grabaciones de su marido y no dudó un instante en llamar a la Policía. No podemos imaginar el shock que esta mujer experimentó y seguirá experimentando de por vida tras saber que su media naranja ha violado a, según teme la policía, centenares de niños. Pero hizo lo que tenía que hacer, lo único que se puede hacer. ¿Acaso te surgen dudas a la hora de ayudar a un niño o a su violador?
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