Cuidado con lo que tuiteas

Anita del Valle

Twitter da la impresión de ser una plataforma con horizonte infinito donde difundir con total libertad. El incontable número de tuits por segundo y un aparente vacío legal que -a pesar de llevar decenas de años reinando como medio social- aún envuelve el complejo mundo de Internet, nos impulsa a compartir, comentar, opinar, inventar... y difamar. 

Los delitos en la red siguen siendo muy difíciles de controlar y Reino Unido debate estos días sobre la ley actual. El motivo, la denuncia de un ex político británico a unos 10.000 tuiteros por tacharle erróneamente de pedófilo. No fueron ellos quienes se inventaron el falso rumor, sino un reportaje de la BBC donde no daban su nombre pero sí pistas suficientes como para adivinar que Lord Alistair McAlpine, antiguo tesorero del Partido Conservador británico y asesor de la entonces ministra Margaret Thatcher, era el ex político conservador retirado que había violado a varios niños en un hospicio del norte de Gales en los setenta.

El programa se equivocó e indemnizó con 230.000 euros a Lord. Pero el daño no se limitaba a la audiencia obtenida por televisión. A partir de aquel reportaje, cerca de 1.000 tuiteros se hicieron eco de la noticia informando o enlazando con links a otras páginas. Además, otros 9.000 se limitaron a retuitear el rumor. Ahora, todos ellos han sido localizados y tendrán que pagar 5 libras (unos 6 euros) en forma de donación simbólica que, a decisión del propio Lord, se destinará a la organización benéfica Children in Need. Eso los que tengan menos de 500 seguidores en Twitter, porque a mayor difusión, mayor delito y contribución.

¿6 euros x cuántos tuits...?

"No me digas, las veces que habré retuiteado yo un rumor...", dice Rosa pensativa en la hora del cafecito. "¿Y al final resultaron ser verdad?", preguntó curiosa Mari Pili. "Ah... yo que sé". Y es que en la mayoría de ocasiones no nos paramos a pensar en las consecuencias de lo que tuiteamos, y mucho menos de lo que retuiteamos. Ni antes ni después. De hecho, un estudio concluye que hay muchos más retuits que clicks en los enlaces, lo cual evidencia que ni siquiera entramos (ya no hablamos de leer) a la página que estamos recomendando. Además, alguien tiene que contribuir a impulsar hasta los primeros puestos de Trending Topic la gran cantidad de noticias falsas que aparecen día tras día.

"Pues yo fui de las que retuiteé el otro día que cerraba El País". "Yo también reboté una de las fotos del huracán Sandy que resultaron ser montajes". "Pues yo maté a Justin Bieber en Twitter por lo menos dos veces..." Y así nos pasamos la hora entera del cafecito, enumerando una lista interminable de chismorreos, noticias estúpidas y falsas acusaciones que pululan libremente a sus anchas por la red y de las que, de una u otra manera, en broma o en serio, hemos sido partícipes.

Porque Twitter no es más que un patio de vecinas virtual, la esencia del boca a boca en un simple golpe de click. Yo oigo algo, lo interpreto y lo comento. Tú haces lo mismo... y así hasta que lo sabe todo 'el pueblo'. ¿Un rumor? Quién sabe. Porque lo de contrastar a priori no se lleva en una sociedad contaminada por la sobreinformación y la contrarreloj. No lo hacen muchos periodistas -y se ganan la vida de ello-, mucho menos el resto. Un consejo: a partir de ahora guarda 6 euros por cada tuit y reduce seguidores, podrían salirte muy caros.

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